domingo, 11 de septiembre de 2005

Elogio de la esposa de Perez


¡Gente, consigan este libro!. (En algunas librerías no lo tienen... pero si lo buscan bien... lo ecuentran seguro... Yo lo conseguí... "San Google" podrá ayudarlos a localizar alguna librería donde lo tengan...). ¡Pero no pueden dejar de leerlo! Es simplemente genial y necesario. ¡Más que saludable!
¡Vayan desde aquí entonces mis más sinceros aplausos emocionados para esta verdadera ídola, la francesa Corinne Maier...!
¡¡BRA-VO...!!

A cotinuación, la nota de Clarín, con alguna fotito bajada de Internet.

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ENTREVISTA EXCLUSIVA CON LA ECONOMISTA FRANCESA CORINNE MAIER, AUTORA DE "BUEN DIA PEREZA"



El arte de hacer lo menos posible en la oficina. ¡Voilà!
El libro de mayor venta en Francia enseña a practicar el ocio en la empresa. Una crítica mordaz al modelo promovido por las multinacionales.

Claudia Boragni
cboragni@clarin.com


Tal vez a esta altura del partido, Corinne Maier esté enfrentando al tribunal de disciplina de la poderosa Electricité de France (EDF), acusada de "socavar la empresa desde sus entrañas" y arengar a sus empleados a practicar el ocio.

Es que Maier --empleada a tiempo parcial de EDF-- tuvo la insolencia de criticar duramente al modelo empresarial francés, promovido por las grandes corporaciones mundiales, en "Bonjour paresse" ("Buen día pereza"), un libro de su autoría en el que insta a practicar la pereza dentro de las paredes de la oficina sin que los jefes lo noten.

El libro, un boom de ventas en Francia, es considerado la "nueva biblia anárquica anti-negocio" y llama a la rebelión a "los neo-esclavos de los mandos medios y a los malditos del servicio industrial, condenados a vestirse como payasos toda la semana y gastar su vida en reuniones insustanciales".


Sorprendida por el éxito de las ventas, tanto como su editora, Sophie Mairot, de Michalon Edition, Maier asegura que "Bonjour paresse" es un libro "deliberadamente cínico" ("¡a Dios gracias imbuido de lógica lacaniana!", dice) que, aunque pone en discusión las consecuencias sociales del sistema capitalista, "no apunta contra el capitalismo sino contra el modelo que los mandos medios de las grandes corporaciones mundiales engendran en su interior, generando exclusión y desigualdad".


Portada indiscreta

"Bonjour paresse", que lleva el sugestivo subtítulo "Del arte y la necesidad de hacer lo menos posible en la empresa", comienza diciendo: "¡No trabaje jamás! ¡Vamos, vamos, cuadros medios de las grandes corporaciones! Este libro tiene por objetivo desmoralizarlos. El los ayudará a servirse de la empresa que los emplea, y les explicará porqué vuestro interés es trabajar lo menos posible".

Su editora, Sophie Mairot, dijo a Clarín: "El libro es muy rico porque abre el debate sobre el trabajo y la Europa social".



Los consejos de Corinne

El asalariado es la figura moderna de la esclavitud. Sepa que haga lo que haga, a fin de mes cobrará el mismo sueldo.

Finalmente, todo lo que usted hace no sirve para nada, y usted podría ser reemplazado por el primer cretino que se presente. Entonces, trabaje lo menos posible, destine parte de su tiempo a venderse y transar; entonces, no correrá peligro de ser despedido en caso de que se anuncie una reestructuración.

Usted no será juzgado por la manera en la que hace su trabajo, pero sí por su capacidad para conformar sabiamente al modelo que promueve su empresa.

No acepte jamás un puesto de responsabilidad. Usted será obligado a trabajar sin contrapartida.

Elija las empresas grandes y los puestos inútiles: sea consultor, experto... todos puestos inútiles.

Cuando en mayo de este año, el libro ocupó un lugar secundario en
Amazon France, los ejecutivos de EDF, la empresa estatal de electricidad, estallaron de ira, no sólo porque se sintieron aludidos por los comentarios de Maier sino porque, en ese momento, EDF estaba en pleno proceso de apertura de su capital. La intimaron a través de una carta documento y bastó que la decisión se filtrara en la prensa para que "Bonjour paresse" saltara de 4.000 a 20.000 ejemplares en apenas una semana (hasta la fecha lleva vendidos 54.000).

"Mis amigos se rieron mucho cuando les conté que lo publicaría. Pero estoy sorprendida por la repercusión internacional que está teniendo, y hasta de que me esté llamando desde la Argentina. Mire, lo que quise decir es que las grandes empresas no quieren ningún bien para sus empleados, ni respetan los valores que pregonan. Esto lo demuestran los recientes escándalos financieros de Vivendi, France Télécom y Alcatel que han hecho desplomar el patrimonio de millones de accionistas que confiaron en el discurso de sus managers. Lo peor fue la hecatombe de 2003 que mostró la cara negra de las empresas, con planes de retiro que se multiplicaron en Alcatel, Matra, Schneider Electric... Cuando yo empecé a trabajar, el sector empresario iba viento en popa y uno sentía los valores de elevación social y el espíritu libertario de mayo del 68. Pero me he desencantado rápidamente. Debe ser la edad... ¿No cree...?", dice desde su casa en París.

Maier, de 40 años, es una economista con un doctorado en psicoanálisis y una prolífica bibliografía de su autoría sobre Jacques Lacan: "De De Galle y el gaullismo: una mitología de hoy" y "Alemania nazi: el odio del poder", entre varios otros.

El título del libro, que para Michalon Edition apenas prometía ocupar un lugar en los estantes reservados al management (un rubro que Maier detesta), recuerda a "Bonjour Tristesse", el best seller que hizo famosa a Francoise Sagan en los años 50, pero también a "Le droit à la paresse" ("El derecho a la pereza") escrito por Paul Lafargue --yerno de Carlos Marx--, en 1880, en el que refutaba los derechos que la constitución francesa de 1848 otorgaba a los trabajadores. Incluso el economista estadounidense de comienzos del siglo XX, Thornstein Veblen, anticipó en su libro "La teoría de la clase ociosa" algunas conclusiones de Maier.

-Perdón, ¿pero, cuánto cree usted que contribuye el ocio al desarrollo de la economía mundial?

-(se ríe)... Bueno, el ocio puede contribuir mucho cuando es ocio creativo. Le doy el caso de Philip Starck, que es un reconocido diseñador francés. El siempre rechazó trabajar como asalariado en una compañía.

-¿Pero no cree que Starck puede desarrollar su ocio creativo gracias a que hay desarrollo económico, construcción, etc... etc...?

-Bueno, sí, claro. Pero el punto es que Philip Starck tiene mayores oportunidades sociales que los obreros de la construcción que trabajan en las obras, que no tienen ninguna. Le diré que "Bonjour paresse" es, simplemente, mi idea sobre el trabajo. Mire, nadie ama trabajar, y si la gente amara trabajar todos lo harían gratuitamente.


¡Se acabó la meritocracia!

Para Maier, Francia, como muchos otros países del mundo, se ha convertido en la antítesis de la "meritocracia", donde la seguridad que garantizaba un diploma universitario ya no existe, el retiro está amenazado y las carreras empresariales tampoco están aseguradas. "Todo el tiempo digo a mis dos hijos: mis queridos, cuando sean grandes, jamás trabajen en una empresa. ¡Jamás! Papá y mamá se sentirán desencantados si lo hacen".

El problema, en su opinión, no reside en la legislación laboral, sino "en el modelo que se fomenta desde las entrañas de las grandes corporaciones". Después de todo, los franceses trabajan 35 horas semanales, muy poco si se compara con otros países como Inglaterra o Argentina. Incluso, Maier trabaja, desde hace 12 años, 20 horas semanales como economista de EDF, por lo que percibe 1.100 euros al mes.

"Pienso que las perspectivas individuales y sociales son tan escasas que los niños de la burguesía, que podrían conformar los cuadros gerenciales futuros, debieran dedicarse a profesiones menos integradas al juego capitalista, como el arte, la ciencia y la enseñanza. Esto es lo que yo hago. Sólo trabajo a tiempo parcial y dedico mi tiempo a actividades más palpitantes. Por eso digo: ¡Imítenme pequeños cuadros, colegas asalariados, neo-esclavos dedicados a atender a jefes serviles y a perder el tiempo en reuniones inútiles y seminarios de chiflados!".



-¿Dónde está la raíz del problema?

-Es un poco de todo. Las empresas se reflejan en la sociedad, y cuando la sociedad está bloqueada, la empresa también. El problema no es la legislación laboral; probablemente, sí, el trabajo es arcaico. Usted sabe, en Francia, como en todas partes, en las grandes empresas hay que obedecer, ser dócil, hablar un idioma especial y atender demasiados pequeños jefes.


Un juego de palabras vacías

De allí que el blanco de Maier sean los cuadros medios (uno de los capítulos del libro se titula: "Cultura corporativa, gente estúpida"), a los que acusa de hablar "una lengua de madera" ("lalangue de bois", una expresión idiomática muy usada que se interpreta como "palabras vacías") que difunde una suerte de "linguistrerie" (un neologismo inspirado en Jacques Lacan, mezcla de lingüística y la palabra francesa "cuistrerie", que significa "pedantería" o "grosería").

"Es llamativo cómo se ha propagado en Francia el lenguaje de las escuelas de negocios americanas, tomando en cuenta que Francia detesta a Estados Unidos por ser un país racista, inequitativo e inculto. Pero así y todo uno puede escuchar frases que repiten quienes creen que, de ese modo, serán considerados competentes: 'Yo hago el follow up del merging project'; o ver que la palabra packaging reemplazó a embalaje, reporting a rendir cuentas, y benchmarking a... juro que no sé qué es. ¡Por favor, si algún lector lo sabe, que me escriba!".

"Todo se simula bajo pena de exclusión. Los cuadros gerenciales están metidos todo el tiempo en proyectos inverosímiles, donde la mitad es idiota y la otra mitad mal encarada. La gente trabaja más de la cuenta por temor a perder su empleo. En Alemania, quedarse después de hora es un signo de ineficiencia. La cultura corporativa que se promueve es de locos. Es como cambiar de pareja sexual dos veces al año: cuando uno tiene 20 años puede tener cierto atractivo, pero al final de los años es una carga".



-Pareciera haber cierta lógica lacaniana en su libro. La idea del empleado esclavo puesto al servicio del deseo del patrón. ¿Es así?

-¡Es un placer que haya lógica lacaniana! Pero no hay en él un trasfondo hegeliano. Es demasiado simple decir que los empleados son explotados por el patrón. Eso hoy es falso porque la gente sedefiende. Cuando Michel Foucault habla del poder, es eso el poder en las empresas, pero no la dialéctica de colocar al empleado como esclavo. Si colocara al pie de la letra la lógica lacaniana reduciría a un fantasma a todas las multinacionales y al capitalismo.

-¿Cree que el capitalismo está en discusión?

-Pienso que la finalidad del capitalismo merece ser observada. Nuestro confort es a costa del trabajo de los niños en el Tercer Mundo, de la esclavitud del trabajo en China y de la contaminación del planeta. No sé si todo esto vale la pena. Lo dijo Hannah Arendt: "el capitalismo engendra lo superfluo, y es por eso que somos superfluos".

-¿Por qué cree que su libro tiene tanto suceso?

-Yo también me lo pregunto...

-¿Cuál es su lectura como psicoanalista? ¿Tal vez muchos quisieran decir lo que usted dice y no se animan?

-(se ríe)... Es un placer que mucha gente piense como yo pienso. De todos modos, hay muchos que no comparten mis ideas.

-¿Está usted de acuerdo con la privatización de EDF?

-Estoy muy preocupada por las consecuencias sociales que puede tener la medida.

-¿Cuál es para usted el modelo ideal de empresa?

-No conozco un modelo ideal.

-¿Se siente conforme con su carrera en EDF?

-Le diré que jamás imaginé hacer una carrera, porque jamás me propuse ser jefe. ¡Jamás! El trabajo para mí sólo significa el reencuentro con la gente.

-¿La reacción de EDF pone en debate la libertad de expresión?

-Sin duda. Aunque Francia es el país de la libertad de expresión, hay mucho por decir sobre el tema moral.


A juzgar por los resultados, el descontento de los franceses con el modelo empresarial es tal que "Bonjour paresse" destronó del podio de Amazon France a uno de sus "best seller": "Las 203 maneras de volver loco a un hombre en la cama". ¡Voilá...!
En el libro, que aún no fue editado en ningún idioma extranjero, Maier lanza una serie de consejos al puro estilo Dilbert (el personaje de Scott Adams que se mofa de la cultura corporativa):

"Ande siempre con carpetas bajo el brazo porque dará la sensación de tener mucha tarea. Jamás lleve un diario, porque creerán que está yendo al baño". Y remata con ironía: "¡Vamos... Usted sabe muy bien cómo hacer para no hacer nada!".

Mientras su libro ocupa la portada de los principales diarios del mundo y los sindicatos franceses se movilizan en su favor, alegando que ella sólo hizo uso de su libertad de expresión, Maier se prepara para ser convocada por el tribunal de disciplina de EDF al que deberá explicar por qué, sin su autorización, mencionó en el libro que era empleada de la compañía, un error que puede redundar en sanción y hasta costarle el puesto.

Tal vez será porque, como alguna vez escribió George Orwell, "en estos tiempos de impostura universal, decir la verdad puede ser un acto revolucionario".

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Un abrazo,


Claudio Fimiani
www.clauonline.com.ar
www.deArriba.com/default.asp?reff=LTC511

1 comentario:

Unknown dijo...

Claudio, gracias por la recomendación de este libro, que sin duda, trataré de conseguir... Acordate que yo trabajé en una multinacional y efectivamente sucede... lo que cuenta la autora. Así que estoy intrigadísima en los detalles, en todo todo. Pero especialmente en sus reflexiones del tema porque es psicóloga y a mí, la psicología me apasiona. Besos