viernes, 30 de septiembre de 2005

Medea y la Luna



Recién, mientras meditaba bajo el Sol en mi terraza, una sutil voz de mujer joven, en una especie de locución interna, me cantaba alegre y dulcemente. No llegué a retener todo lo que decía en su canto, pero sí "escuché" claramente que hacía referencia a "Medea en la Luna" o "Medea y la Luna". Estoy buscando info en Internet pero hay mucha y recién estoy bajando las primeras páginas... Leo algo de la Grecia antigüa, de la hija de un Rey quien evitó una masacre en su pueblo, de la promesa de amor eterno para Medea, de su venganza con la destrucción del pasado y la negación del futuro... y varias versiones de su mito, donde incluso asesina a sus hijos, etc.

De todas formas, si alguien que sepa de qué puede llegar a tratarse el mensaje que acabo de recibir es tan amable de comunicármelo, le estaré eternamente agradecido/a. Bromistas abstenerse, por favor.

Un abrazo,

Claudio Fimiani
www.clauonline.com.ar
www.deArriba.com/default.asp?reff=LTC511

lunes, 26 de septiembre de 2005

Los destacados: las videntes y manosantas, de buena fe

Hoy inauguramos oficialmente la sección para los destacados, las perlitas, "los más de lo más"...
Esa gente bonita que hacen que los abracemos y les digamos "Che, ¡¡qué copado/a...!! ¡¡Sos una maza...!! ¡¡Gracias...!!"

Son quienes nos regalan además el milagro del "efecto prolongado" y al rato siguiente y varias veces en el día recordamos nuestro enriquecedor y nutritivo encuentro, y nos hacen sonreir solos por la calle, en el colectivo, en el trabajo, donde sea, y así hacen más gratificante nuestra vida...

Son, paradójicamente, los que casi invisibles, con bajo perfil y total humildad, equilibran la balanza...

Son quienes tienen tanto amor infinito adentro que fluye como un río, que no pueden evitar derrocharlo y darlo generosamente a cuantos se les acercan.

Son quienes nos hacen comprender que la vida tiene sentido, es bella, sagrada y realmente vale la pena caminarla, gozarla y sufrirla, pero siempre disfrutarla a full.

Soy conciente que son pocos, que son la excepción a la regla del individualismo, el egocentrismo, el "y a mí qué me importa...". Pero ahí están si los buscamos, para brindarse a quien lo
necesite.


Y como pasó con la otra sección, la de la contrapartida, la de "los menos de lo menos", la de los que están en la otra vereda de la vida, en realidad ya la inauguramos antes, con la mención de honor para esos estudiantes de Diseño de Imagen y Sonido de la UBA quienes tan bien me trataron cuando me tocó laburar junto a ellos.

En la Mención de Honor de hoy:

Las Videntes y Manosantas, de buena Fé


Son las auténticas, las genuinas. Quienes realmente lo hacen de buena Fé. Tienen ese don y lo usan para ayudar. Y por veinte o treinta mangos, "lo que puedas pagarme", sin lujos y oros en sus humildes casas, te revelan la Verdad casi con inocencia y aman fraternal e incondicionalmente a todos/as sus hermanos/as. Muchas veces, dada su personalidad introspectiva no hacen grandes actividades que le permitan ganar mucho dinero y pasar una buena vida. Todo lo contrario, son tan espirituales, que pasan grandes carencias materiales. 


Muchas no tienen computadora, celular, auto, ni lujos. Pero te acercás a ellas/os y te dan su calidez y te suministran Energía Cósmica, sagrada, en estado casi puro, a cambio de unos pesos para comer y sobrevivir con lo justo. Y otras pueden "ver" y contactar con tus familiares desencarnados y saber en qué estado del camino se encuentran y a veces hasta transmitir algunas de sus palabras.
Te curan enfermedades que muchos supuestos "médicos" no pueden curar y muchas veces siquiera detectar. Y de todo esto puedo dar fe.

En este caso no daré nombres y apellidos. Y menos teléfonos. No es la idea. Tampoco quizá les haga falta. Pero sepan que están ahí, casi siempre anónimamente, cuando los buscan y necesitan y que son muchas/os más de las/os que creemos...

Un abrazo,


Klau Fimiani

Del amor y de la meditación. Una perlita de Osho, uno de mis Maestros



Reinicio mi charla con una breve historia...
Hace muchos, muchos años, vivía en cierto país, un joven y famoso pintor. Una vez decidió crear un retrato realmente grandioso, un retrato en vivo lleno de la alegría de Dios, con un par de ojos que irradiasen paz eterna. Emprendió la búsqueda de una persona cuyo retrato reflejase la luz eterna, etérea.
Recorrió pueblo tras pueblo y una selva tras otra en busca de esa persona. Finalmente, halló un pastor cuyos ojos brillaban, cuyo rostro y aspecto daban la vaga sensación de que provenía de una morada celestial. Bastaba echarle una mirada para convencerse de que Dios también se halla presente en el hombre.
El artista pintó un retrato de este hombre. Millones de copias del retrato se vendieron por todas partes. La gente se sentía agradecida por poder colgar el retrato en sus paredes.
Luego de un intervalo de veinte años, cuando el artista había envejecido, pensó en hacer otra obra maestra. Había experimentado que la vida no es sólo bondad; también Satanás mora en el hombre.
La idea de pintar un cuadro de Satanás le perseguía, pues sólo tendría un hombre completo si tenía las dos pinturas, complementándose la una a la otra. Había realizado una pintura de la cualidad divina; ahora deseaba retratar a la encarnación del mal.
Deseaba hallar a un hombre que no fuese un hombre, sino un demonio. Recorrió templos del vicio, bares y manicomios. El sujeto debía estar lleno de los fuegos del infierno; su rostro debía mostrar todo lo que es malo, feo y sádico. Debía ser un símbolo del pecado...
Después de prolongada búsqueda, el artista encontró a un prisionero en una cárcel. El hombre había cometido siete asesinatos, y por eso se le había sentenciado a ser ahorcado en pocos días. El infierno era obvio en sus ojos; irradiaban odio. Su rostro era el más desagradable que pudieras encontrar. El artista comenzó a retratarlo.
Al terminar, trajo su pintura anterior y colocó una pintura al lado de la otra para apreciar el contraste. Desde el punto de vista artístico, era muy difícil decidir cuál era la mejor. Las dos eran maravillosas. Permaneció de pie, mirando los dos cuadros. Y entonces oyó un sollozo. Volteó la cabeza y vio al prisionero encadenado y llorando.
El pintor se quedó perplejo. Preguntó:
«Amigo mío, ¿por qué lloras? ¿En qué forma te perturban estas pinturas?»
El prisionero respondió:
«He intentado ocultar la verdad durante todos estos días, pero hoy me he visto vencido. Tú quizás no sabes que la primera pintura también es mi retrato. Ambos son retratos míos. Yo soy el mismo pastor que encontraste hace veinte años en las montañas. Lloro por mi caída en los últimos veinte años, del cielo al infierno, de Dios a Satanás».
No sé cuán cierta pueda ser esta historia. Sin embargo, una cosa es segura: la vida del hombre tiene dos lados opuestos, dos pinturas.
En cada hombre están presentes tanto Satanás como Dios. En cada hombre existen tanto la posibilidad del cielo como la del infierno.
En el hombre puede crecer un ramo de hermosas rosas; también en el hombre puede acumularse un montón de barro. Todos los hombres están balanceándose entre estos dos polos. El hombre puede llegar a cualquiera de estos dos extremos. La mayoría de las personas se inclinan hacia lo infernal. Son escasos los afortunados que aspiran a lo espiritual, que permiten que la cualidad divina crezca en ellos. ¿Podemos lograr transformar nuestra vida en un templo de Dios? ¿Podemos acaso transformarnos en una pintura que deje en evidencia a Dios? ¿Cómo es posible esto?
Con esta pregunta reinicio la discusión de hoy.
¿Cómo puede el hombre transformarse en el reflejo de Dios? ¿Es acaso posible convertir la vida del hombre en un paraíso, en una fragancia, en una belleza, en una armonía? ¿Es posible para un hombre conocer aquello que es inmortal? ¿Cómo puede el hombre entrar en el templo de Dios?
En este contexto, los hechos de la vida evidencian un avance en la dirección opuesta. En la niñez nos encontramos en el paraíso; pero, a medida que envejecemos, terminamos en el infierno. El mundo de la niñez está lleno de inocencia y pureza. Luego, avanzamos poco a poco en un camino lleno de mentiras y perfidia, y para cuando somos ancianos, somos viejos no sólo en cuanto al cuerpo, sino que también nuestras almas han envejecido. No es sólo el cuerpo el que se debilita y se vuelve enfermizo, sino que el alma también llega a un estado de ruina. Damos este cambio por sentado, como un hecho consumado, damos por finalizado el asunto y también nosotros mismos nos damos por acabados.
Acerca de esta caída, respecto al viaje entre cielo e infierno, la religión es fatalista. El viaje debiera ser hecho en la dirección opuesta. El viaje debiera resultar ventajoso: de la pena a la alegría, de la oscuridad a la luz, de la mortalidad a la inmortalidad. Alcanzar lo inmortal desde lo mortal es el anhelo, la sed de nuestra alma más recóndita. La única búsqueda del alma consiste en ir desde la oscuridad hacia la luz. Lo único que desea la energía primaria es ir desde lo falso hacia lo verdadero.
Pero para ese viaje, el hombre debe preservar su energía, debe permitir que su energía crezca. Para ascender hacia la Verdad, para llegar al alma, el hombre debiera esforzarse por transformarse en un depósito de fortaleza ilimitada. Sólo entonces podrá alcanzar lo Eterno. El paraíso no es para los débiles. Repito, el paraíso no es para los débiles. La Verdad de la Vida no es para aquellos que disipan energía y se vuelven endebles y blandos. Aquellos que malgastan la energía de la vida y se vuelven insípidos e impotentes en su interior, no pueden emprender esta jornada.
Escalar esas alturas requiere energía, y la conservación de la energía es el requisito primordial de la religión. Pero somos una generación débil y enferma. Poco a poco nos deslizamos hacia profundidades de más y más debilidad, debido a la pérdida de energía. La vitalidad se disipa, y lo que queda en nuestro interior es un panal de celdillas secas. No queda nada, excepto un espantoso vacío. Así es nuestra vida, si la podemos llamar así. Nuestra vida es sólo una triste historia de continua pérdida. La vida que llevamos no es provechosa.
¿A qué se debe esta situación tan poco atractiva? ¿Cómo perdemos nuestra energía? El mayor escape de energía en el hombre es a través del sexo y debería ser obstruido. A nadie le gusta soportar pérdidas, sin embargo, tal como les dije antes, existe un motivo irresistible que lleva al hombre a abusar de su energía. Debido al beatífico vislumbre que obtiene en el sexo, el hombre es arrastrado, lo quiera o no, a perder energía una y otra vez. Debido al luminoso, pero huidizo, éxtasis que el sexo otorga, éste ejerce un atractivo tan magnético que el hombre se precipita en él perdiendo aquello que es la base de todo.
Si el mismo éxtasis pudiera obtenerse mediante algún otro medio, uno dejaría de malgastar su energía a través del sexo. ¿Existe alguna otra alternativa para vivir esa misma experiencia? ¿Existe acaso algún otro medio a través del cual podamos vivir la misma exaltada experiencia, por la cual penetramos en los lugares más apartados del alma, por la cual alcanzamos la cima más elevada de la existencia y en la que obtenemos un vitalizador vislumbre del éxtasis sutil y de la pura alegría en el cual todas las definiciones se evaporan? ¿Existe alguna otra forma? ¿Existe otra técnica con la cual podamos zambullirnos y dejamos llevar a ese sereno abismo que existe en nuestro interior? ¿Existe acaso algún otro proceso para unirse con la fuente eterna de paz y felicidad que se halla en todos nosotros?
El conocimiento de esto significaría una metamorfosis en el hombre. Y entonces, el hombre le volvería la espalda a Kama y se volvería hacia Rama; su recorrido sería «desde la lujuria al Señor». Tendría lugar una revolución interna; una nueva puerta se abriría.
Si al hombre no se le muestra una nueva abertura, dará vueltas repetitivamente en círculos y se destruirá a sí mismo. El arcaico concepto del sexo que el hombre ha tenido, le ha impedido incluso pensar en ninguna otra puerta de salida, en ninguna salida superior. Así es como se ha creado un gran caos destructivo en su vida.
La naturaleza ha dotado a la vida sólo con una puerta: la del sexo, pero las enseñanzas a través de los siglos han atascado esa puerta de descarga. A falta de una abertura adecuada, la turbulenta vitalidad en nuestro interior da vueltas y vueltas, estrujando y desintegrando la personalidad del hombre, convirtiéndole en un neurótico. Y además, el hombre desintegrado, no puede utilizar la puerta natural del sexo, y así la oleada de energía proveniente del interior destroza los muros y ventanas de su ser y erupciona...
Como consecuencia, el hombre se desploma, se hiere en la cabeza, se rompe brazos y piernas. La energía sexual, debido a su confinamiento, al cierre de su escape natural y debido también a que la puerta supernatural aún no se ha abierto, fluye por salidas no naturales. Esta situación representa la mayor desgracia de la Humanidad. Aún no se ha abierto una nueva puerta y la antigüa ya está cerrada.
Es por eso que me pronuncio claramente en contra de las enseñanzas tradicionales respecto al sexo, que apuntan a la enemistad y a la represión. El resultado final de todas estas antigüas enseñanzas es que la sexualidad ha crecido en el hombre y además se ha pervertido. ¿Cuál es el remedio? ¿No existe acaso otra alternativa?
Echemos una ojeada a la situación detenidamente. La realización que se alcanza en el orgasmo incluye dos elementos: la ausencia de ego y la ausencia de tiempo. El tiempo se congela y el ego se evapora. Debido a la ausencia de ego y a la detención del tiempo, obtenemos una clara visión de nuestro propio Yo: nuestro verdadero Yo.
Entramos en contacto momentáneo con esa gloria y regresamos nuevamente a la rutina. Mientras tanto, hemos perdido una considerable cantidad de energía.
La mente suspira por obtener ese resplandor, por atraparlo nuevamente, pero ese resplandor, ese vislumbre, es tan huidizo que apenas lo hemos mirado, ya ha desaparecido. Lo que queda es un anhelo, una obsesión, una loca ansiedad por obtener esa experiencia nuevamente. Durante toda su vida el hombre intenta una y otra vez asir aquello; pero este vislumbre, esta experiencia vivificante, no permanece.
Existen dos formas de alcanzar esa superconsciencia, de alcanzar la esencia del Yo interno: el sexo y la meditación. El sexo es la puerta que la naturaleza otorga. Es un curso natural. Los animales lo tienen, las aves lo tienen, las plantas lo tienen, los hombres lo tienen. Mientras el hombre se valga de esta puerta proporcionada por la Naturaleza, no se hallará por encima de los animales; no puede elevarse. Esa puerta también está al alcance de los animales.
El día en que el hombre pueda encontrar una nueva puerta deberá ser considerado como el amanecer de la condición de ser humano en él. Antes de eso, no somos humanos. Antes de eso, el centro de nuestra vida coincide con el centro animal, el centro de la Naturaleza. En realidad, estamos al nivel de los animales hasta que no nos elevemos sobre esto, hasta que lo trascendamos. Somos en apariencia, hombres; nos vestimos como hombres, hablamos el lenguaje de los hombres. Pero interiormente, en el fondo, en nuestro centro, somos como animales. No podemos ser más que eso. Y ése es el motivo por el cual, a la menor oportunidad, salta afuera el animal que tenemos adentro. Durante la conmoción que supuso la formación de la India y Pakistán, llegamos a descubrir que hay un animal carnívoro agazapado tras la máscara del hombre. Nos dimos cuenta de lo que son capaces de hacer los que oran en los templos y recitan el Gita. Saquean, asesinan, violan. La misma gente que vimos ayer orando en templos y mezquitas, la vimos hoy violando en las calles. ¿Qué les ocurrió?
Un hombre se toma unas vacaciones respecto a su humanidad siempre que encuentra la más ligera oportunidad para relajar sus obligaciones, y el animal que está siempre al acecho en su interior, que siempre está anhelando expresarse totalmente, se lanza afuera. El hombre está siempre tenso, frenando a este animal, encadenándolo.
En una multitud, en medio de las aglomeraciones, halla la ocasión para deshacerse de este forzado atavío de humanidad y olvidarse de sí mismo. En medio de la multitud, reúne el valor necesario para olvidarse de sí mismo, de este yo forzado. El animal es liberado. El hombre, como ser humano individual, no ha cometido tantos pecados como lo ha hecho mezclado en una multitud. Un hombre en solitario tiene miedo de que alguien lo reconozca; un hombre en solitario se preocupa un poco de la vestimenta que lleva pues puede que le reconozcan; un hombre en solitario reflexiona primero sobre lo que va a hacer. Teme que los demás le puedan llamar «animal». Sin embargo, en medio de una gran multitud, pierde su identidad. No le preocupa ser identificado. Ahora forma parte de la muchedumbre, y hace lo que la gente que le rodea está haciendo.
¿Y qué es lo que hace? Arroja piedras, incendia, viola. En medio de la muchedumbre, aprovecha la oportunidad para liberar a su animal. Y ese es el motivo por el cual el hombre comienza a ansiar la guerra cada cinco a diez años; espera alguna revuelta a fin de soltarse. Si es con el pretexto del problema hindú-musulmán, para él está bien. Sino, la causa gujarati-marathi también sirve a su propósito. Si los gujarati- marathis no están listos para un alboroto, el problema entre la gente que desea hablar hindi y la que no desea hacerlo también puede satisfacerle. Debe conseguir un pretexto, cualquier pretexto para liberar a la bestia oculta en su interior.
El animal oculto en el hombre está frustrado por su encarcelamiento continuo. Aúlla queriendo salir. Pero a menos que este animal sea vencido, destruido, la consciencia del hombre no puede elevarse por encima de la bestialidad.
Nuestra energía animal, nuestra fuerza vital, tiene sólo una puerta de salida fácil, y esa salida es la del sexo. El sellar ese canal producirá problemas. Antes de sellar este canal es muy necesario abrir una nueva puerta, de modo que las energías puedan ser desviadas en otra dirección. Esto es posible, pero aún no se ha hecho por la sencilla razón de que reprimir es mucho más fácil que transformar. Es muy fácil, más fácil, cubrir algo, sentarse sobre ello, que abordarlo, transformarlo, porque esto último requiere esforzarse en una sadhana, en un continuo camino de acción meditativa. De este modo, optamos por la represión interna del sexo.
Al mismo tiempo, no nos damos cuenta de que nada puede ser destruido mediante la represión. Al contrario, se hace más fuerte la reacción. También olvidamos que la represión intensifica el atractivo por lo que se reprime. Aquello que reprimimos se transforma en el centro de nuestra conciencia y se sumerge en los estratos más profundos de nuestro subconsciente. Lo reprimimos durante nuestras horas de vigilia, pero durante la noche aparece en nuestros sueños, interiormente espera con ansiedad poder liberarse a la más pequeña oportunidad.
La represión no liberará de nada al hombre. Al contrario, como consecuencia, sus raíces entran profundamente en el subconsciente y nos apresan. En el proceso de pisotear el sexo, el hombre se ha enredado a sí mismo. Está atrapado.
Tanto es así que, aun cuando los animales son activos dentro de ciertos límites y en ciertos períodos de tiempo, el hombre no tiene período ni límite respecto a este punto. El hombre es sexual durante todo el año, en todo momento. Sin excepción, ninguna criatura del mundo animal es sexualmente activa hasta ese punto. Tienen un lapso de tiempo específico para ello, un período, una temporada. Viene y se va. Por tanto, el animal nunca reflexiona acerca del asunto... Pero miren: ¿qué le ha ocurrido al hombre? Aquello que el hombre intenta reprimir, suprimir, se ha extendido a toda su vida, se halla activo todo el tiempo.
¿Has observado alguna vez que un animal no está siempre activo sexualmente, pero que el hombre se halla dispuesto en cualquier momento y en cualquier lugar? La sexualidad está humeando en su interior, como si la sexualidad lo fuese todo en la vida. ¿Cómo ha surgido esta perversión? ¿Cómo ocurrió este desastre? ¿Por qué no le ha ocurrido a ningún animal? Sólo existe un motivo para ello: el hombre ha intentado lo imposible para reprimir al sexo. Y éste, en igual medida, ha entrado en erupción atravesando su personalidad.
Y piensa en todo lo que tuvimos que hacer para reprimirlo...
Tuvimos que asumir una actitud insultante; tuvimos que degradarlo, maltratarlo; tuvimos que llamarlo pecado; tuvimos que vociferar que es pecado; tuvimos que decretar que aquellos que disfrutaban del sexo debían ser despreciados, debían ser desdeñados; tuvimos que inventar muchos epítetos difamatorios, para aseguramos de que la represión ocurriera. Pero no comprendimos que todos estos abusos y objeciones envenenarían todo nuestro ser.
Nietzche dijo una frase que resulta muy indicativa. Dijo que, aun cuando la religión intentó envenenar al sexo para matarlo, el sexo no murió, sino que sigue vivo, pero lleno de veneno. Hubiese sido mejor que hubiese muerto, pero no ha sido así. Está envenenado, y sigue vivo... El plan falló. La sexualidad que vemos a nuestro alrededor es la representación del sexo envenenado.
El gusto por el sexo también está presente en los animales, pues el sexo es la fuente de la vida, pero la sexualidad sólo está presente en el hombre, no en los animales. Mira los ojos de un animal. No encontraremos allí lascivia. Pero si observas los ojos del hombre, no verás otra cosa que la sucia lascivia del sexo. Y así, los animales son bellos en cierta forma, pero no existe límite a la fealdad y al hedor del hombre, el loco represor.
Por tanto, como primer paso para liberar al hombre de la sexualidad, debería enseñársele a los niños --niños y niñas-- el sexo como materia, tal y como les dije ayer. Además de ese conocimiento, la fea e innatural distancia que existe entre ellos debiera ser eliminada. En realidad, se les debería acercar unos a otros. Su segregación va en contra de la naturaleza. El hombre y la mujer se han transformado en dos especies totalmente diferentes.
Observando esta separación, estos compartimentos hechos por el hombre, es difícil suponer que ambos son de la misma especie: seres humanos. Si niños y niñas impúberes fuesen libres de moverse en la casa sin ropas, tal como quisieran y cuando lo desearan, esto cortaría de raíz la curiosidad obscena e innatural que surge en sus mentes a una edad posterior. Sabemos muy bien cómo esta ignorancia respecto al cuerpo del otro se manifiesta en cierto tipo de tonta curiosidad infantil. Por ejemplo, a todos los niños de familias civilizadas les gusta «jugar al médico»...
Aún más: me pregunto si conocéis un nuevo movimiento iniciado por un sector de la sociedad americana. La gente religiosa intenta lograr que vacas, búfalos, perros, gatos, caballos y otros animales no salgan a los caminos sin ropas... Opinan que se les debería vestir antes de sacarlos a la calle... La idea es que los niños pueden contaminarse si miran a un animal desnudo... ¡Qué divertido es pensar que un niño pudiera contaminarse viendo a un animal desnudo...! Quieren formar una institución que prohíba a los animales ir desnudos por las calles... ¡Observad, eso es lo mucho que se está haciendo para salvar al hombre...!
Estos mal llamados redentores son los que están destruyendo al hombre. ¿Has notado alguna vez cuán maravillosos y hermosos son los animales, incluso desnudos? Aun en su desnudez son inocentes, simples y llanos. Muy rara vez se te puede haber ocurrido que el animal se halla desnudo. No se te ocurre que el animal está desnudo, a menos que ocultes tu propia desnudez en tu interior.
Pero aquellos que son miedosos y cobardes, lo están intentando todo debido a su propio miedo a la desnudez. El hombre está degenerando día a día debido a las innovaciones de esta clase de remedios.
El hombre debiera ser tan simple que pudiera ponerse de pie desnudo, sin ropas, inocente y lleno de gozo. Una persona como Mahavira hizo eso precisamente. Del mismo modo, toda persona debería cultivar una mentalidad que le permitiera ponerse de pie desvestido. La gente, la gente religiosa, afirma que Mahavira descartó el llevar ropas, que abandonó los vestidos, pero yo lo niego. Su chitta -su consciencia- se volvió tan clara, tan inocente, tan pura como la de un niño. Cuando no queda absolutamente nada que ocultar, el hombre puede exponerse desnudo.
Se levantó desnudo a enfrentarse al mundo.
El hombre se cubre debido a una sensación de que debe tapar algo en su interior. Pero cuando no hay nada que ocultar, uno puede andar sin ropas. Lo que se necesita es un mundo en el que cada individuo se sienta tan poco culpable, donde tenga la mente tan pura y serena, que le sea posible eliminar sus ropas. ¿Qué crimen hay en eso...? ¿Qué peligro tiene el andar desnudo...?
Si la ropa se utiliza debido a otras razones, esa es otra cuestión, pero si las utiliza únicamente debido al miedo a la desnudez, resulta despreciable. Las ropas que se utilizan debido al temor a la desnudez, indican una desnudez mayor, son prueba de una mente contaminada. Pero hoy en día, incluso vestidos, nos sentimos responsables, como si aún no nos hubiésemos despojado de la desnudez interna. ¡Ah, Dios es tan infantil! Pudo haber creado al hombre con la ropa puesta...
Por cierto, por favor no concluyan que estoy en contra de utilizar ropa. Pero no tengo reparos en proclamar que la ropa que se utiliza únicamente debido al temor a la desnudez no cubre, sino que descubre, la desnudez. La conciencia de la desnudez es abyecta, innatural y depravada. Y son antigüas tradiciones sociales las que han producido esta conciencia. Una persona puede seguir desnuda aun vestida, y una persona desnuda puede parecer vestida. ¿Es necesario explicar más este punto después de ver las ropas modernas pegadas a la piel de hombres y mujeres? Este es el resultado de la inclinación insatisfecha por ver y mostrar el cuerpo. Si hombres y mujeres se hallasen familiarizados con el cuerpo del sexo opuesto, ocurriría automáticamente que las ropas no servirían a otro propósito que el de proteger el cuerpo. Sin embargo, ¡qué lástima!, hoy en día las ropas son diseñadas para despertar la sexualidad.
¿A dónde va la civilización del hombre si la ropa ya no es ropa, sino que se ha convertido en un auxiliar de la sexualidad? Por eso es por lo que propongo que a los niños se les permita permanecer desnudos hasta una cierta edad. Deberían percibir que la necesidad de las ropas sirve a otro propósito.
Además, el concepto de la desnudez constituye una actitud subjetiva. Para una mente simple, para una mente inocente, la desnudez no es ofensiva: posee una belleza propia. Pero hasta ahora, el hombre ha sido alimentado con veneno y poco a poco, con el paso del tiempo, éste se ha extendido a la vida entera. Como consecuencia, nuestras actitudes se han vuelto desnaturalizadas. La opresión general ha engendrado más complicaciones.
Cuando hablé acerca de este tema en la primera reunión, en el Auditorio Bharatiya Vidya Bhavan, una mujer se acercó y me dijo: «Estoy furiosa. Estoy muy enojada con usted. El sexo es un tema infame. El sexo es pecado. ¿Por qué habló acerca de eso y de forma tan prolongada? Yo desprecio al sexo».
Ahora bien, observad esto. Esta mujer desprecia el sexo, aun cuando es una esposa, tiene un marido y también tiene hijos e hijas... ¿Cómo puede amar a su marido, que le arrastra al sexo, y cómo puede amar a esos niños, que nacieron del sexo...? Su actitud hacia la vida está impregnada de veneno. Su amor será venenoso. Y entonces existirá un profundo abismo entre marido y mujer. También aparecerá una cerca de espinas entre madre e hijos, porque estos son fruto del pecado. La relación que existe entre ella y su marido se halla orientada hacia el pecado, perseguida por un complejo inconsciente de culpa. ¿Y podemos acaso intimar con quien tenemos una relación pecaminosa? ¿Podemos acaso armonizar con el pecado...?
Aquellos que han envilecido al sexo han destruido la vida conyugal en todo el mundo. Esta actitud destructiva le ha producido al hombre daño y no liberación. El hombre que siente una barrera invisible entre él y su esposa no puede sentirse satisfecho con ella. Mira a las mujeres que le rodean, acude a prostitutas. Todas las mujeres del mundo hubiesen sido hermanas y madres para él si se hubiese visto totalmente gratificado en su hogar. A falta de esto, ve esposas potenciales en todas las mujeres. Esto es natural, debe ser así, pues encuentra veneno, pecado y repulsión donde hubiese debido recibir felicidad, éxtasis, serenidad. No logra satisfacer sus necesidades primarias y entonces vaga por todas partes, busca en todos lados, ¿y qué es lo que no es capaz de inventar para satisfacer esas necesidades básicas? Nos quedaremos perplejos si intentamos revisar o hacer una lista de todas las artimañas que ha inventado.
El hombre se las ingenió para inventar muchos, muchos trucos y artimañas, pero nunca pensó en reconsiderar el impedimento fundamental. Aquello que era una laguna de amor, se ha convertido en una ciénaga de sexo, y la ciénaga está envenenada. Y cuando existe una clara sensación de pecado, de veneno, una sensación de vacilación entre esposo y esposa, esa sensación de culpabilidad echa por tierra la exaltación de la vida.
Tal como yo lo entiendo, si marido y mujer intentaran armónicamente apreciar el sexo amándose comprensivamente el uno al otro, con una actitud de pura alegría, sin rechazo alguno, su relación será transformada, elevada. Y después de que esto suceda puede que la misma esposa esté allí, pero que lo esté bajo la apariencia de una madre...
He oído que una vez, Kasturba, la mujer de Gandhi, viajó a Ceilán con Gandhiji y su comitiva. La persona que pronunciaba el discurso de bienvenida dijo que se sentían afortunados al ser honrados también con la presencia de la madre de Gandhiji que acompañaba al Sr. Gandhi en su viaje y que estaba sentada a su lado. El secretario de Gandhiji se quedó sin habla. Era error suyo; debió haber presentado antes a todos los miembros de la comitiva a los organizadores. Pero ya era demasiado tarde; Gandhiji ya estaba frente al micrófono y había iniciado su discurso. El secretario se temía la reprimenda que, después, le podía dar Gandhiji. No sabía que Gandhiji no se iba a enojar con él, pues son pocas las personas que logran transformar a su esposa en su madre. Gandhiji estaba hablando:
«...Es una feliz coincidencia que el amigo que me ha presentado haya dicho, por error, la verdad. Desde hace unos pocos años, Kasturba se ha transformado en mi madre. Alguna vez fue mi esposa, pero ahora es mi madre».
Siempre es posible, si hombre y mujer se esfuerzan por examinar su vida sexual en forma meditativa, que se vuelvan amigos y logren complementarse el uno al otro en la transformación del sexo. Y el día en que marido y mujer logran transformar el sexo, nace entre ellos un sentimiento de abrumadora gratitud. Pero en la actualidad, entre ellos existe una innata y sutil enemistad; una inminente pugna, y no una serena amistad. Se produce una sensación de profunda satisfacción cuando cada uno actúa como medio para transformar los deseos sexuales del otro. Una verdadera amistad florece cuando se vuelven compañeros en este ascenso, en la trascendencia del acto sexual. Ese día, el hombre se llena de respeto por la mujer, porque ella le ayudó a liberarse de la lujuria sexual. Ese día, la mujer se llena de gratitud hacia el hombre, por la ayuda brindada para liberarse de su pasión. Desde ese día, viven en real armonía amorosa y no sumergidos en la lujuria. Esta regeneración es el inicio del viaje al final en el cual el marido se transforma en dios para la esposa y la esposa se transforma en la deidad para el marido. Pero esa posibilidad se halla envenenada.
Dije ayer que es difícil encontrar a un enemigo del sexo tan enconado como yo. Eso no implica que maltrate o desacredite al sexo. Dije eso con intención, para guiarles en la dirección correcta de la trascendencia, para indicarles cómo puede ser transformada la lujuria. Soy un enemigo del sexo, en el sentido de que estoy a favor de la transformación del carbón en diamante. Deseo transformar el sexo.
¿Cómo puede hacerse? ¿Cuál es el procedimiento? Afirmo que se debería abrir una puerta, una nueva puerta. El sexo no aparece cuando el niño nace. Hay un tiempo de por medio. El cuerpo reunirá energía, las células se harán fuertes; transcurre tiempo antes de que el desarrollo del cuerpo se complete. La energía se acumulará y luego empujará hasta abrir la puerta que estuvo cerrada durante catorce años y ésa será su entrada en el mundo del sexo. Y una vez que una puerta se abre, es muy difícil abrir una nueva puerta por medio de la fuerza vital, puesto que toda la vitalidad, toda la energía, sigue fluyendo en la dirección en que está saliendo a chorros. Una vez que el Ganges ha trazado su curso, sigue fluyendo en el mismo surco. No busca diariamente un nuevo surco. El agua fresca viene todos los días, pero fluye por el mismo canal. Del mismo modo, la fuerza vital también traza un curso y luego sigue corriendo por el mismo trazado.
Si queremos curar al hombre de su sexualidad, resulta muy necesario practicar una nueva abertura antes de que la puerta del sexo se abra. La nueva puerta es la meditación. A todos los niños, a su más tierna edad, se les debería enseñar meditación. Las falsas enseñanzas en contra del sexo debieran ser prohibidas; se les debería enseñar meditación. Es una puerta positiva, una abertura superior. La fuerza vital debe decidir entre el sexo y la meditación. Y la meditación es una alternativa superior.
No condenes al sexo; en vez de eso, enseña la entrada a la meditación. Las charlas dadas a niños, niños y niñas, en contra del sexo a una tierna edad, solamente les advierten de la existencia del sexo. Esto es muy peligroso. Más tarde, esto les conducirá a las perversiones de una sexualidad inmadura. Cuando aún no se ha abierto ninguna puerta, cuando las puertas están cerradas, cuando la energía está a salvo, podría abrirse cualquiera de las puertas, pero la insistencia en las enseñanzas en contra del sexo es como llamar insistentemente a la puerta del sexo.
Una planta joven y flexible puede ser inclinada en cualquier dirección. También se inclina humildemente, por sí sola. Se endurece al crecer. Si tratas de doblarla cuando es adulta, se deformará, se romperá. Lo mismo ocurre en este caso. Es muy difícil alcanzar el estado de meditación a una edad madura. Intentar la meditación en gente de edad es como sembrar fuera de estación. La semilla de la meditación podría sembrase en los niños. Sin embargo, tal como el hombre es, se interesa por la meditación hacia el final de su vida. Entonces se halla ansioso por meditar, cuando ya la energía ha declinado, cuando todos los caminos para mejorar se han vuelto más difíciles. Es entonces cuando investiga la meditación y el yoga. Desea reformarse cuando la suerte ya está echada, cuando la transformación resulta difícil. El hombre con un pie en la tumba pregunta si podría liberarse a través de la meditación. Es extraño... Esa idea es una locura.
Nuestro planeta nunca podrá estar en paz a menos que iniciemos un viaje hacia la meditación en cada mente joven. Es inútil intentarlo con aquellos que se encuentran al final de sus fuerzas, que se encuentran en el atardecer de sus vidas. Aunque se intente, esto demandaría un enorme esfuerzo que no rendiría muchos frutos. El objetivo podría alcanzarse si el intento se realiza temprano en la vida, cuando no exige mucho esfuerzo.
Así pues, el primer paso hacia la transformación del sexo es iniciar en la meditación a los niños pequeños. Enseñarles a ser calmados, a estar silenciosos, instruírles acerca del estado de no-mente. Aun cuando los niños no son calmados y quietos en el sentido de los adultos, si se les guía en la dirección correcta, si se les enseña a cultivar el discreto silencio y la placidez aunque sea sólo por unos instantes cada día, una puerta se abrirá antes de que tengan catorce años. Cuando el sexo levante su cabeza, cuando la energía esté a punto de rebosar, comenzará a fluir por la puerta que ya está abierta. Ellos ya habrán conocido y comprendido la serenidad, el éxtasis, la alegría, la ausencia de tiempo, la ausencia de ego, mucho antes de experimentar el sexo. Esta misma familiaridad previa evitará que su energía se vaya por canales equivocados y la dirigirá al camino correcto. En lugar de enseñar la calma de la meditación, les enseñamos a repudiar al sexo, porque el sexo es pecado. El sexo es sucio, feo y malo. Es el infierno.
Los epítetos no alteran la situación para nada. Al contrario, los niños se sienten más curiosos por saber acerca de este infierno, de esta maldad, de esta suciedad, acerca de la cual los padres y los profesores se muestran tan temerosos y aterrados. Buscan la respuesta por todos lados. Están ansiosos por comprender este pandemónium; después de todo, ¿qué clase de espíritu malévolo es este sexo?
Y al poco tiempo, llegan a saber que los mismos adultos se hallan involucrados, día y noche, en la misma búsqueda que se les censura a los niños. Consecuencia inmediata e instantánea de este descubrimiento es que dejan de admirar a los padres. La educación moderna no es, como se cree, responsable de que la veneración por los padres haya diminuido en un grado tan alto. Los mismos padres son los responsables de esto. Rápidamente, los niños llegan a darse cuenta de la paradoja de que tú te halles sumergido en lo mismo que les aconsejas aborrecer, pues los niños son muy buenos observadores. Concluyen que tu vida nocturna es diferente de tu vida diurna, que tus prédicas y tus prácticas son muy diferentes.
Se dan cuenta de lo que ocurre en la casa. Infieren que, independientemente de que sea llamado sucio por su padre y malo por su madre, las mismas cosas ocurren en la casa. Ellos ven esto, y siendo así, dejan de reverenciar a los padres. Los niños concluyen: los padres son falsos, son hipócritas.
Y recordad, los niños que han perdido la confianza en sus padres nunca desarrollarán la confianza en Dios. Los niños tienen su primer vislumbre de la fe, de Dios, con y a través de los padres.
Si eso es destruido, es seguro que serán ateos posteriormente. Tienen la primera percepción de Dios en la rectitud de los padres.
Los padres son los primeros y los más próximos en invocar reverencia en los niños. Si eso resulta ser una mera ilusión, resultará difícil inclinar a esos niños hacia Dios mientras estén vivos. La relación se ha roto, porque sus primeras deidades les traicionaron: su padre y su madre resultaron ser deshonestos.
Hoy en día, la generación moderna niega la existencia de Dios, ridiculizan la idea de la liberación y califican de patraña a la religión, no porque hayan explorado y ello les haya llevado a esa conclusión, sino debido a la traición de los padres. Es por esto que han caído en el escepticismo.
Esta sensación de traición ha surgido debido a que los adultos han expuesto erróneamente un hecho de la vida: el sexo. Se debería explicar honestameme a los niños que el sexo forma parte intrínseca de la vida, que hemos nacido del sexo, y que éste también forma parte de sus vidas. Esto les ayudaría a comprender la conducta de los padres desde una perspectiva apropiada y cuando crecieran y adquirieran experiencia vital, se sentirían llenos de respeto por la honestidad de sus padres. El surgimiento de la fe y del respeto en los niños preparará el terreno para una vida religiosa.
Actualmente, los niños sospechan de los padres --los sienten hipócritas y no sinceros-- y de allí el choque entre las ideologías o no-ideologías, entre la generación más joven y la mayor. La represión del sexo ha separado a marido y esposa, y ha colocado a los niños en actitud desafiante frente a los padres.
No necesitamos la represión del sexo. Lo que necesitamos ahora es la clarificación del sexo. Apenas los niños maduren e investiguen, los padres deberían exponer abiertamente, en forma admisible, las principales realidades de la vida. Esto debiera hacerse antes de que los niños se pusieran innecesariamente inquietos y sintieran una curiosidad en un grado indeseable o alimentasen una atracción malsana que les incitase a satisfacer su curiosidad, su ansiedad, en lugares inapropiados. De otro modo, y tal como es el caso hoy en día, los niños encuentran lo que desean saber, pero a través de gente inapropiada, en circunstancias desfavorables y mediante prácticas peligrosas. Este estilo de cosas resulta perjudicial y ruinoso. Sus consecuencias son el dolor y la tortura por el resto de sus vidas y, finalmente, se levanta un muro de vergüenza y secreto entre los niños y sus padres.
Los padres no podrán nunca llegar a saber nada de la vida sexual de sus hijos en la medida en que los niños sean apartados de la vida sexual de sus padres. Esta alienación debida al juego del escondite resulta muy peligrosa. Los niños deben tener una educación sensata, una educación correcta respecto al sexo.
En segundo lugar, se les debería enseñar a meditar, a cómo permanecer calmados, cómo estar serenos, cómo ser silenciosos, cómo alcanzar el estado de no-pensamiento. El niño puede lograr eso con mucha, mucha rapidez. Cada hogar debería programar un tiempo especial para llevar a los niños «al silencio», y eso sólo es posible cuando vosotros como padres, también practiquéis con ellos.
En cada hogar debería ser obligatorio reservar una hora para estar sentados en silencio. Si fuese necesario, uno debería eliminar una de las comidas del día, pero la hora de silencio debería ser observada a cualquier precio. No puede llamarse familia a aquella que no observa una hora de silencio. Eso no es ni siquiera un hogar.
Una hora diaria de silencio conservará la energía y en un lapso de catorce años surgirá, se abrirá, la puerta de la meditación, aquella meditación con la que el hombre contacta el no-tiempo, la ausencia de ego y con la que uno obtiene un vislumbre del alma y del Sublime Supremo. Un encuentro con esa cosa sublime antes de la experiencia del sexo pondrá un alto a la loca carrera tras del sexo, pues la energía habrá hallado un camino mejor hacia el éxtasis. Y ésta es la primera etapa del proceso hacia el celibato: la trascendencia del sexo. Y el camino es la meditación.
El segundo aspecto fundamental es el amor. A los niños se les debería enseñar el amor desde la infancia. No tiene fundamento alguno el temor generalizado de que enseñar el amor conducirá al hombre a los laberintos del sexo. El enseñarle acerca del sexo puede conducir al hombre hacia el amor, pero el enseñar el amor nunca llevará al hombre a la sexualidad. La verdad del asunto discrepa de la creencia generalizada. La energía del sexo es transformada en amor.
Un hombre es capaz de derramar amor sobre aquellos que le rodean en proporción directa al amor que está creciendo en él. En la medida en que te encuentras vacío de amor, te hallas lleno de sexo. Y seguirás estando focalizado en el sexo.
Cuanto menos ama un hombre, más odia. Cuanto menor sea el grado de amor que colme en su vida, más malévola será ésta. Los que se hallan faltos de amor se hallan, en ese mismo grado, llenos de envidia. Cuanto menos ama un hombre, más en conflicto vive. La gente tendrá tantas más preocupaciones, más infelicidad y más complejos de inferioridad cuanto más les falte el amor en sus vidas. Cuanto más se halle sumergido el hombre en preocupaciones, en su vanidad, en falsedades y en estados similares, en mayor medida su energía se debilitará, enfermará y languidecerá y estará más tenso y tirante en todo momento. Y para este grupo de emociones toscas y groseras, degradadas e inferiores, no existe otra puerta de salida que la del sexo.
El amor transforma las energías. El amor es fluido, creativo; fluye y sacia. Esa gratificación es mucho más valiosa y profunda que la que se obtiene por medio del sexo. Aquel que se halla familiarizado con este sentimiento nunca buscará ningún otro sustituto del mismo modo que aquel que adquiere joyas nunca buscará piedras...
Sin embargo, un hombre lleno de odio no puede encontrarse nunca satisfecho. Siempre está inquieto; lo destruye todo con su movimiento. Y la destrucción nunca trae felicidad. Sólo la creación puede dar un sentimiento de gratificación. Un hombre lleno de envidia siempre se mantiene beligerante y en conflicto, pero ese estado nunca le aportará satisfacción. Una persona agresiva invade el territorio de los demás.
Pero el éxtasis sólo puede lograrse mediante el dar, nunca mediante el tomar. El poseer y el acumular nunca aportarán paz a la mente, sino que dicha paz solamente podrá alcanzarse a través del dar y el compartir. Un hombre ambicioso salta de un cargo a otro; nunca se halla en paz. Aquellos que no van tras el poder, sino tras el amor, aquellos que derraman amor a todo su alrededor, se hallan en exaltado éxtasis. Cuanto más lleno de amor se halle un hombre, más satisfacción, una satisfacción profunda, un goce, una sensación de realización, encontrará en lo más profundo de su corazón. Un hombre así no se interesará ni intentará dirigir su atención hacia el sexo, pues el éxtasis que puede lograrse a través de éste se halla siempre a su alcance a través del amor.
El siguiente paso consiste en hacer crecer al amor en su total magnitud. Debiéramos adorar al amor, debiéramos contribuir al amor; debiéramos vivir en amor. Pero el amar solamente a los demás, no es una prueba de amor. La devoción al amor es colmar toda la personalidad de amor. Estoy hablando de una educación plena en el amor. Deberíamos recoger del suelo una piedra como si estuviéramos levantando a un amigo; deberíamos estrecharle la mano a un enemigo del mismo modo que se la estrechamos a un amigo.
Algunas personas tratan a las cosas materiales con amoroso cuidado, mientras otros dispensan a los demás un trato que ni siquiera debiera dársele a los objetos inanimados. Para un hombre inmerso en el odio, los humanos no son mejores que los objetos inanimados.
Pero un hombre lleno de amor otorga una individualidad, una personalidad, incluso a los objetos inanimados que toca...
Un docto viajero fue a ver a un célebre fakir. El hombre, que se hallaba irritado por algún motivo, probablemente debido a las penurias del viaje, se desató airadamente los cordones de los zapatos y lanzándolos a un rincón, abrió la puerta con un fuerte golpe.
Un hombre enojado se quita los zapatos como si éstos fuesen enemigos. Incluso abre una puerta como si hubiese una sólida enemistad entre él y la puerta. El hombre abrió la puerta, entró y ofreció sus respetos al fakir.
El fakir le dijo: «No, no acepto tus respetos. Primero, ve y discúlpate con la puerta y con los zapatos».
«¿Qué ocurre? ¿Disculparme con una puerta y unos zapatos? ¿Son acaso seres vivos?».
El fakir replicó: «No pensaste en eso mientras te enfadabas con esos objetos inanimados. Arrojaste los zapatos como si tuvieran vida, como si tuvieran la culpa de algo. Abriste la puerta como si ésta fuera tu enemiga. No, puesto que reconoces su individualidad al enfadarte con ellos, deberás rogar su perdón. Por favor, ve y ofrece tus disculpas, de lo contrario, no estoy dispuesto a entrevistarme contigo».
El viajero pensó: «Si he venido de tan lejos a ver a este ilustre fakir, sería ridículo que nuestra entrevista finalizara debido a un asunto tan trivial», de modo que se acercó a los zapatos con las manos enlazadas y les dijo, «Amigos, perdonad mi insolencia». Le dijo a la puerta: «Lo siento, cometí un error al empujarte así, con esa rabia».
¡Qué momento para él...!. El viajero escribió en sus memorias que se sintió muy ridículo al principio, pero al terminar de disculparse algo nuevo surgió en él. Se sintió tan calmado, tan sereno, tan sosegado... Se hallaba más allá de las posibilidades de su imaginación el concebir que un hombre pudiera sentirse tranquilo, sereno y alegre por haberle pedido disculpas a una puerta y unos zapatos.
Entró y se sentó al lado del fakir. Este comenzó a reírse y le dijo: «Ahora está bien. Estás a tono; podemos hablar. Puesto que has mostrado algo de amor, ahora te hallas desahogado. Ahora puede haber una comunicación entre nosotros...».
Lo fundamental no reside en amar sólo a los seres humanos, sino que se trata de estar lleno de amor...
El decir que has de amar a tu madre es erróneo; es una tergiversación. El que un padre solicite que le amen por su condición de padre, constituye una enseñanza equivocada. Está ofreciendo un motivo para el amor. Si una madre le pide a un niño que la ame por la sencilla razón de que es su madre, estará imponiendo algo incorrecto, pues el amor que implica «porqués» y «por lo tanto» no es tal amor. El amor no debería tener razones, no debería quedarse atrapado con razonamientos. La madre dice: «Te he cuidado, te he criado; por lo tanto, ámame». Ella está aportando un motivo: allí finaliza el amor. Si se le fuerza, el niño podrá mostrar algún afecto en forma superficial, porque ella es su madre... No, el objetivo del enseñar a amar no es el expresar amor en virtud de alguna causa o motivo, sino que es el de crear un medio para que el niño se llene de amor.
Has de entender que de lo que se trata es del crecimiento de la personalidad del niño, que se trata de su futuro, que se trata de que sea amoroso con quienquiera que se encuentre: sea una piedra, un ser humano, una flor, un animal o lo que sea. No se trata de amar únicamente a un animal o a una flor o a una madre o a una persona determinada; de lo que se trata es de llenarse de amor. De esto depende el futuro, el futuro de la Humanidad. Las tremendas posibilidades para el florecimiento de la felicidad en la vida de un hombre dependen de la cantidad de amor que contenga en su interior. Un hombre lleno de amor puede estar libre de la sexualidad, sin embargo, no damos amor, no creamos fervor por el amor.
Por supuesto que a veces hacemos teatro en nombre del amor...
¿Crees que un hombre es capaz de amar a una persona y al mismo tiempo odiar a otra persona? No, es imposible. Un hombre lleno de amor, incluso cuando se halla solo, estará lleno de amor, pues el amor constituye su naturaleza misma; no tiene nada que ver con la relación que tengas con él. Un hombre lleno de ira estará enojado incluso si está solo. Un hombre lleno de odio, odia aun cuando está solo. Observa a ese hombre cuando está solo y verás que se halla irritado aun cuando no muestra su ira hacia nadie en especial. Todo su ser rebosa odio e ira. Del mismo modo, si ves a un hombre lleno de amor, sentirás que, incluso cuando se halla solo, está rebosante de amor. Las flores que florecen en la jungla diseminan fragancia, haya alguien que las aprecie o no, haya alguien que pase por ahí o no. Una flor siempre está esparciendo su fragancia innata. Diseminar su aroma es su naturaleza. No te ilusiones creyendo que la flor emite su fragancia para ti.
Nuestro ser debería estar lleno de amor. No debería depender de aquello que amamos. Pero el amante desea que su amada lo ame a él y a nadie más. «Amor significa amarme solamente a mí», dice. No sabe que aquellos que no son capaces de amar a todos, no son capaces de amar a nadie. La esposa afirma que el marido debiera amarla sólo a ella y que no debiera mostrar afecto por nadie más. Y no sabe que ese amor es falso y que ella lo ha vuelto falso. ¿Cómo puede un esposo que no se halle en todo momento lleno de amor hacia todo el mundo, ser «amoroso» con la esposa?
Estar lleno de amor es la naturaleza de la vida. No se puede estar lleno de amor hacia alguien y no sentir nada de amor hacia otra persona. Pero la Humanidad no ha sido capaz de comprender esta sencilla verdad. El padre le pide al hijo que lo ame; pero, ¿acaso le enseñó alguna vez al niño a amar al anciano sirviente de la casa? No, porque es un sirviente... ¿No es acaso un hombre? Puede que el sirviente sea viejo, pero puede ser también el padre de alguien. Pero no, es un sirviente y no hay porqué ser cortés o sentir amor hacia él. Pero este padre no sabe que al envejecer se quejará si su hijo no le demuestra afecto. El niño se podría haber convertido en un hombre lleno de amor si se le hubiese enseñado a amar a todo el mundo. Y entonces, también habría respetado a su anciano padre.
El amor no es una relación. Es un estado del ser. Forma parte esencial de la personalidad del hombre. Así, la segunda etapa en la enseñanza del amor es enseñar al niño a amar a todo el mundo. Si, por ejemplo, un niño no cuida adecuadamente un libro, debería indicársele que tratando al libro de forma impropia se está haciendo un mal a sí mismo. Si te comportas en forma brutal con tu perro, eso representa un defecto en tu personalidad. Eso prueba que te hallas desprovisto de amor. Y aquel que no se halla lleno de amor, no es un hombre...
Recuerdo la historia de un fakir que vivía en una pequeña choza. Era alrededor de medianoche y llovía intensamente. El fakir y su esposa estaban durmiendo. De repente llamaron a la puerta. Alguien solicitaba cobijo.
El fakir despertó a su esposa: «¿Has oído? Hay alguien allí afuera», le dijo. «Será algún viajero, algún amigo desconocido».
¿Te das cuenta?. Le dijo, «¿Algún amigo desconocido?». Ni siquiera somos amistosos con aquellos que conocemos. La suya fue una actitud de amor.
El fakir dijo: «Algún amigo desconocido está esperando afuera. Por favor, abre la puerta».
Su esposa le dijo: «No hay espacio; ni siquiera es suficiente para nosotros dos. ¿Cómo va a caber una persona más?».
El fakir le respondió: «Querida, éste no es un palacio de un rico. No puede hacerse más pequeño. El palacio de un rico parece más pequeño cuando llega un nuevo huésped, pero ésta es la choza de un pobre».
Su esposa le dijo: «¿Qué tienen que ver pobres y ricos con esto? La pura realidad es que ésta es una cabaña muy pequeña».
El fakir replicó: «Si hay suficiente espacio en tu corazón, sentirás que la choza es un palacio, pero si tu corazón es angosto, incluso un palacio te resultará insuficiente. Por favor, abre la puerta. ¿Cómo podemos rechazar a un hombre que ha acudido a nuestra puerta? Hasta ahora podíamos estar tumbados. Puede que los tres no podamos estarlo ya, pero al menos podremos sentarnos. Hay un hueco más para estar sentados».
La esposa tuvo que abrir la puerta. El amigo entró, empapado. Le dejaron unas ropas, se sentaron juntos y comenzaron a charlar. Al cabo de un rato, llegaron otras dos personas y llamaron a la puerta.
El fakir dijo: «Parece ser que nuevamente ha venido alguien», y le pidió al nuevo amigo, el más cercano a la puerta, que abriera. El hombre le contestó: «¿Abrir la puerta? No hay espacio suficiente».
El hombre, el cual momentos antes había hallado cobijo en esta choza, olvidó que no había sido el amor del fakir hacia él el que le había hecho un hueco, sino que había encontrado cobijo porque había amor en la choza. Ahora, nuevamente, había llegado más gente, y el amor debe acomodar a los recién llegados.
Pero el hombre dijo: «No, no es necesario abrir la puerta. ¿No ves que casi ni podemos estar de cuclillas...?»
El fakir dijo: «Amigo, ¿acaso no te hice a ti un hueco? Se te permitió entrar porque aquí dentro moraba el amor; está aún presente, no se ha agotado contigo. Por favor, abre la puerta. Ahora estamos sentados a cierta distancia unos de otros; tendremos que agrupamos más. Y además, en esta noche fría, puede ser grato sentarse juntos...».
Tuvo que abrir la puerta. Dos recién llegados entraron. Todos se sentaron juntos y comenzaron a trabar amistad unos con otros.
Pasó un rato... seguía lloviendo, y la noche transcurría. Entonces llegó un burro y empujó la puerta con su cabeza. El burro estaba empapado; quería abrigo para la noche. El fakir le pidió a uno de los últimos que había llegado, que estaba sentado casi en la puerta, que la abriera: «Ha llegado un nuevo amigo...».
Después de atisbar afuera, el hombre dijo: «Este no es un amigo ni nada. Es un asno. No es necesario abrir».
El fakir le dijo: «Quizás no sabes que, a la puerta del rico, los hombres también son tratados como animales. Esta es la choza de un pobre fakir y estamos acostumbrados a tratar incluso a los animales como a seres humanos. Por favor, abre la puerta...».
Los hombres dijeron, al unísono: «Pero ¡no hay sitio!».
El contestó, «Hay suficiente espacio. En vez de estar sentados, todos nos pondremos de pie y le haremos un hueco. No os inquietéis, si es necesario yo saldré y le dejaré mi sitio. ¿Acaso no puede el amor hacer esto también...?»
Es imperativo tener un corazón lleno de amor; debiéramos tener una actitud amorosa. La cualidad humana surge únicamente cuando hay un corazón amoroso y, junto con ello, un sentimiento de satisfacción, una profunda y maravillosa satisfacción. ¿Has notado alguna vez que, después de mostrarle algo de amor a alguien, todo tu ser se ve invadido por una ola de satisfacción, por un estremecimiento de alegría...? ¿Te has dado cuenta alguna vez de que los momentos de serena satisfacción son aquellos en que el amor incondicional se hallaba presente...?
Y el amor puro sólo puede sobrevivir si no se ve adulterado con condiciones. Un amor condicional no es amor. ¿No has tenido una sensación de complacencia después de haberle sonreído espontáneamente a un desconocido en la calle...? ¿No sentiste una brisa de paz después de hacerlo...? La ola de plácida alegría que experimentas después de levantar a un hombre que se ha caído, tras animar a una persona decaída o regalar flores a un hombre enfermo, no tiene límite. No ocurre lo mismo cuando lo haces porque él o ella sean tu padre o tu madre. No, puede que esa persona en particular no sea nadie especial para ti, sino que tú lo hagas porque el regalar es en sí mismo una recompensa, un gran placer.
El amor debe expandirse en nuestro interior: el amor hacia las plantas, el amor por los seres humanos, el amor por los desconocidos, el amor por los extranjeros, el amor por aquellos que se hallan camino de la luna, de las estrellas. El amor debería estar siempre aumentando.
La posibilidad de la presencia del sexo en la vida disminuye a medida que el amor aumenta en nuestro interior. El amor y la meditación abrirán la puerta hacia Dios. El amor y la meditación, unidos, llegan a Dios y hacen florecer el celibato en la vida del hombre. Entonces, toda la fuerza vital asciende a través de un nuevo pasaje; no fluye hacia afuera, nunca retrocede. Asciende desde adentro; asciende en su viaje hacia los Cielos. En la situación actual, nuestro viaje es descendente, hacia el sexo; la naturaleza dictamina que la energía del sexo sólo fluye hacia abajo. El celibato es el viaje ascendente de la fuerza vital, y el amor y la meditación son los ingredientes fundamentales del celibato.
Mañana hablaremos acerca de lo que obtenemos mediante el celibato. ¿Qué obtenemos? ¿Adónde llegamos?
Hoy os he hablado de dos cosas: del amor y de la meditación. Os dije que el entrenamiento debe comenzar desde la infancia; sin embargo, no debéis inferir que, dado que no sois niños, ya no hay nada que podáis hacer. Si así fuera, lo que hago sería una pérdida de tiempo. Cualquiera que sea tu edad, este trabajo puede iniciarse en cualquier momento. Aun cuando se vuelve más difícil con el paso de los años, el recorrido de este camino puede ser emprendido en cualquier momento de la vida. Es mejor emprenderlo en la niñez, pero es también bueno iniciarlo en cualquier etapa de la vida...
Podemos iniciarlo hoy. La gente de más edad que está dispuesta a aprender, que tienen aptitudes para aprender, son niños, aun cuando tengan una avanzada edad... Ellos también pueden comenzar; pueden aprender, si no han dado por sentado que lo saben todo o que han alcanzado ya algo deseable...
Buda tenía un discípulo consagrado a él desde hacía muchos años. Un día, Buda le preguntó:
«Oye, ¿cuántos años tienes...?»
El monje le respondió: «Cinco años».
Buda se quedó sorprendido: «¿Cinco años...? Tu aspecto es de al menos setenta años, ¿por qué me contestas esto...?»
El monje replicó: «Digo esto, porque el rayo de la meditación entró en mi vida hace cinco años. Desde hace solamente cinco años, el amor ha llovido en mi vida. Antes de eso, mi vida era como vivir en medio de sueños. Era como existir dormido. Yo no considero esos años al dar cuenta de mi edad. ¿Cómo podría hacerlo? Mi verdadera vida comenzó hace sólo cinco años. Es por eso que digo que tengo sólo cinco años de edad...»
Buda advirtió a todos sus discípulos que tomaran nota de esto.
Todos vosotros deberíais calcular vuestra edad de esta manera; esa es la forma de calcular la edad. Si el amor y la meditación todavía no han nacido en ti, tu vida, por el momento, es negada; todavía no has nacido. Pero nunca es demasiado tarde para empezar. Todos deberíamos esforzarnos en pos de una vida superior. Y para eso, nunca es tarde.
No saquéis como consecuencia de mis palabras que, al haber atravesado ya la infancia, esta charla va dirigida a las generaciones futuras. Nunca es demasiado tarde para que aquel que ha emprendido el camino equivocado no pueda volver al correcto...
Nadie se ha desviado tanto que no pueda verse beneficiado por la verdadera luz...
Comparativamente hablando, este viaje no requiere mucha osadía. La satisfacción que se obtiene a las puertas de la Iluminación al lograrlo es mucho mayor que cualquier esfuerzo que se haya podido hacer. El simple vislumbre de ese rayo de luz, de esa alegría, de esa Verdad, nos comporta el sentimiento de que hemos logrado mucho con un esfuerzo mínimo; nos muestra que hemos alcanzado aquello que escapa a toda estimación con muy poco esfuerzo de nuestra parte...
Por favor, no mal interpretéis mis palabras. Ese es mi humilde ruego.
Tercera Charla
Gowalia Tank Maidan, Bombay, 29 de Septiembre de 1968
Del libro Del Sexo a la Superconsciencia

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Un abrazo,

Klau Fimiani

jueves, 22 de septiembre de 2005

Algunas razones para diseñar Webs ecológicas, funcionales y democráticas

Asistimos en los últimos años a una especie de carrera loca por superar día a día los estándares en diseños Web. En lo personal, y como usuario que también soy además de diseñador Web, estoy harto de esta locura frenética por ver quien supera a quien en el diseño del sitio Web más deslumbrante, con mayor impacto visual, más "moderno", pero olvidándose nada menos que de su funcionalidad y, lo más importante, de su contenido.

Contra el "Cotillón Electrónico" desde fines de los 90s

¿Quién no se cruzó al menos una vez en su monitor con los newbies gráfico-sonido-adictos? Esos personajes que andan por la Net repartiendo generosamente --y siempre de prepo-- verdaderas "avalanchas gráficas y sonoras" --enarbolando la bandera de una sana cruzada contra el supuesto aburrimiento de los sentidos de los demás-- y que no se limitan solo a complicarnos la vida laboral, estudiantil y/o familiar entorpeciendo las carreteras de la WWW cuando las necesitamos despejadas y rápidas, sino que se introducen por cuanto espacio virtual encuentran en el camino internético. ¡Y hasta a veces resulta tedioso algo tan simple y necesario como chequear el email diario, porque se nos viene encima toda una andanada multimedia, conocida en la jerga como "cotillón-e", que también podríamos denominarla "chucherías-e", etc., etc... con poco y nada de información realmente valiosa. Y ni hablar de encontrar escondidas algunas líneas personales exclusivas para nosotros... ¡No!
¡Los newbies gráfico-sonido-adictos son egoístas, infatigables e infantiles y solo quieren compartir su chatarra electrónica con nosotros "los demás" --víctimas elegidas tal vez al azar de una lista de correo o cadena de mails-- aunque ni siquiera nos registran y se ofenden cuando les pedimos por favor que no nos manden más basura electrónica...!

¿Quiénes son estos newbies gráfico-sonido-adictos?

No son otros que nuevos, maleducados --y GRITONES-- usuarios descontrolados, sorprendidos por todas las posibilidades gráficas, sonoras y multimediales en general que tienen en sus manos. ¡Un peligro! Y estoy dando por sentado que hablamos de amigos o conocidos. ¡Cuánto peor cuando se trata lisa y llanamente de SPAM de newbies gráfico-sonido-adictos que ni siquiera conocemos...!

Y esto se traslada a cada ámbito de la Internet. Tanto es así, que hemos reducido todo a sólo entretenernos las 24 hs. y hemos perdido nada menos que el objetivo central de todo esto, que es simplemente brindar a la comunidad regional y por qué no global, mucha y buena información, recursos útiles y de calidad, también divertirnos --claro está-- y lo más importante de todo: comunicarnos. Sí, comunicarnos. Mostrar al mundo sin tontos temores quiénes estamos frente a cada monitor. Cómo somos, qué pensamos, qué sentimos. Cómo es nuestra familia, nuestro barrio, nuestra cultura, aprovechando esta fantástica oportunidad de expresarnos en esta aldea global con sólo un par de clics de mouse y casi gratis. Y no sólo limitarnos a reenviar información trivial o totalmente digerida e incluso muchas veces trucha o no chequeada. O pesadísimas presentaciones de Power Point de dudoso autor y de dudoso buen gusto, casi todas de corte naíf, que sólo repiten como loros palabras fáciles sobre el amor, la felicidad y la vida, con esos horribles MIDI como fondo musical... Amigos, si eso es amor... ¡hay amores que matan...!
Así que a ustedes: antes de mandar la próxima bomba de cotillón-e, seguramente en uno o dos minutos... ¡Piénsenlo...! ¡Se los pido en nombre de la ecología de Internet! ¡Gracias desde ya!


Ojo: ¡El contenido es tan o más importante que la forma!

Muchos creen, a mi modo de ver erróneamente, que la Web debe ser una extensión de la TV. Y si bien es cierto que con las potentes PCs y software multimedia actuales pueden hacerse cosas increíbles e inimaginables hace unos pocos años atrás, eso no significa que tengamos que agotar todos estos recursos todo el tiempo, en todos los proyectos y documentos que creemos, porque de ninguna manera se trata de eso.

Este medio fantástico y con infinitas posibilidades es otra cosa. Y no todo pasa por la imagen, el audio y la explotación de las posibilidades multimedia ad infinitum. Todo eso la mayor parte del tiempo es totalmente innecesario y agotador, ¡incluso para entretenernos o divertirnos!. Y, como usuario, cada vez que entro a un sitio con un gran despliegue de introducciones en Flash, lo que hago la segunda vez, e incluso la primera, es cliquear en "Skip Intro" (Saltear introducción). Y la mayoría de las veces, no volver a él...

Y como diseñador Web, siempre les sugiero a mis clientes que no hagan sus sitios basados en Flash, o con demasiados gráficos, animaciones o música de fondo, porque no sólo el 90% de las veces no es funcional ni necesario, sino que además es demasiado caro, por el trabajo de programación que implica. Y la mayoría de las veces, salvo contadísimas excepciones y salvo algún que otro botón o pequeño gráfico, no se justifica. Y no, no es que yo no sepa manejar esta herramienta. Sé manejarla básicamente, aunque admito que no es mi fuerte --sencillamente porque no me gusta y tengo el defecto o la virtud, vaya a saber, de no poder hacer lo que no me gusta--. Y cuando de todas maneras insisten en encargarme un sitio basado en Flash, prefiero delegar o tercerizar ese trabajo en otros diseñadores socios.

Y si a todo esto le agregamos las incompatibilidades de algunos navegadores --los que quedaron afuera del monopolio de Microsoft-- con los últimos códigos de HTML dinámico, JavaScript, CSS, Plug-ins varios, etc., etc., etc..., la cosa se pone peor.

Simple: ¡un sitio o página Web no está bien diseñado si con algún navegador da error!


Recordemos los idealistas orígenes de este ambicioso proyecto que fue poner en línea esta fantástica red de redes global. Tal vez sea bueno retomar ese espíritu inicial de simpleza, claridad, calidad, y en definitiva, respeto por el navegante.

Por todo eso, propongo alternativamente que todos los diseñadores Web ofrezcamos versiones NTS (No Theme Stylesheet) es decir "estilo sin tema", que en criollo no es otra cosa que la versión básica, plana y elemental del sitio, totalmente accesible desde cualquier PC del planeta conectada a la Internet, con cualquier sistema operativo y cualquier navegador. Puesto que los websites que solo nos imponen una única versión ultra elaborada del sitio sólo se visualizan correctamente con el Microsoft Internet Explorer 6... Yo, como cada vez más gente, sin embargo, preferimos el Netscape Navigator, el Opera y el Mozilla Firefox...

Claudio Fimiani

Nota: Este artículo puede reproducirse citando el autor y la fuente (URL de esta página).

miércoles, 21 de septiembre de 2005

¡Llegó la prima Vera a la Argentina!

Queridos amigos, conocidos y desconocidos,

Ahora más que nunca, en esta época de renacimientos y florecimientos, con el tibio rayo de sol iluminándonos y calentándonos, deseo que la paz, la alegría, la bondad, la luz, la calidez... en definitiva, el amor y la vida, colme sus corazones...

¡Feliz primavera para tuitos entonces!

Un abrazo,
Klau Fimiani

lunes, 19 de septiembre de 2005

Insufribles: los porteños que cuando escriben en Internet lo hacen de 'tú'...

A partir de acá abro específicamente una sección que bien podría llamarse "Insufribles", como en la vieja y querida revista Humor, o "Lo menos de lo menos", como decía Daniel Aguilar en el mítico Cuero Pesado, programa radial rockero de los años 80s. Como sea, es el espacio para cantarle las cuarenta a esa gente que con su tezón y esfuerzo cotidianos, nos hacen la vida un poquito más infeliz.

Los cosquilleros empedernidos de los que ya hablamos hace un tiempo entrarían también en esta sección, aunque claro, si bien son tremendamente hincha pelotas, son mucho más inofensivos que, por ejemplo, los que vamos a tratar hoy...

Hoy:
Los porteños que cuando escriben en Internet lo hacen de 'tú'...

Si observan bien, verán que la mayoría son señoras y casi siempre Empiezan Las Palabras en Mayúsculas, Como Si Fuesen El Papa o Verdaderos Mensajeros de Dios Que Les Dicta Sus Santas Palabras Siempre en Sagrada Misión Espiritual...

Y, según mis avanzadas investigaciones y experiencia, dá la casualidad, que la mayoría de ellas la van de "Grandes Evolucionadas Espirituales" (¡!) Entonces, yo me pregunto:

¿Acaso en el Cielo se habla de 'tú'...?

Otra "casualidad", es que estas señoronas son bastante garcas, manipuladoras, soberbias, fachas y muy egocéntricas... pero la van de buenas, nobles, santurronas...

Y un gran porcentaje de ellas son pro yanquis, moralistas a ultranza y renegadas de la cultura popular argentina. Y más aun, de la latinoamericana... Entonces, digo yo, ¿por qué no se van a vivir a Yanquilandia, más concretamente a Miami, que hablan igualito a ellas...? ¿Acaso Papá Arbusto no las deja siquiera entrar...?

Y me sigo cuestionando:

¿Creen acaso estas pseudo cultoras del buen espíritu que hablando de 'tú' van a parecer más buenas, más puras, más celestiales...?

Y además: ¿Temen, en su prejuicio retrógrado, casi siempre Occidental y Cristiano, estilo Edad Media, que tratar a la gente simplemente de 'vos', como se habla en nuestra zona geográfica --y que es tan cálido y amigable--, las hará más terrenales, más cercanas a su realidad, menos místicas y Angélicas y, por lo tanto, eso las pondrá en evidencia como lo que realmente son, es decir, meras chantunas pseudo predicadoras del Bien que no pasan de ser charlatanas de feria de Barrio Norte...?

Y, para peor, estas, en el fondo siempre quieren venderte algo, algún cursillo de algo Espiritual, como si el alma y el espíritu entrasen en el sistema capitalista de compa-venta, como si Dios las autorizara a ellas, que son Elegidas Desde Los Cielos, a vender Fe y Amor como si se tratara de prácticos Tupperware...

Como siempre digo, gracias a los esfuerzos denodados de estos "iluminados" (aunque más no sea por Edenor para contar de noche sus billetitos verdes), desgraciadamente, cada vez la gente común tiene menos fe en la verdadera espiritualidad y en esa fuerza Absoluta y Creadora que algunos llamamos Dios...

Otra característica de estos personajes, renegadas de la porteñidad que Dios y sus padres les han regalado, es que la mayoría pasó los cincuenta años y son madres de adolescentes y hasta abuelas.

¿Podríamos deducir entonces que esta gente, entre otras cosas, entiende que hablar de 'vos' es cosa de pendejos...? O sea, hasta hace unos años seguramente hablaban de 'vos' pero ahora ya no. Ahora uno de sus metamensajes sería: "Ojo que yo ya no soy una pendeja. No esperes que te hable de 'vos' como lo hacen mis hijos, pues te hablaré de ti. Y por lo tanto, te pediría que tú hagas lo mismo."

Ojo: una cosa es muy cada tanto mechar algunas charlas (sean virtuales o presenciales) con un por ejemplo "yo estoy bien ¿y tú?" pero más en un tono desenfadado, casi diría en joda, que otra cosa. Como también suena lindo, muy cada tanto, un "¿Y usted qué opina?" pero siempre en un tono jocoso, irónico. Como excepciones a la regla, no como la regla en sí. Porque, francamente, escuchar/leer a una porteña de ley actuando que no lo es, es realmente patético. ¿No creen...?


Aprovecho para felicitar a la gente de Yahoo! Argentina, empresa yanqui que sin embargo supo entender este punto y en sus páginas para dirigirse a nosotros lo hacen de 'vos'. Aunque puedo escuchar las justificadas protestas de otros coprovincianos que también usan ese servicio y hablan de 'tú' y los entiendo perfectamente. Pero dicen que Dios atiende en Buenos Aires... ¡Pobre Dios! ¿Qué tendrá que ver Dios con que el poder esté centralizado acá...?

La seguimos.

Un abrazo,

Claudio Fimiani
www.clauonline.com.ar
www.deArriba.com/default.asp?reff=LTC511

viernes, 16 de septiembre de 2005

No existe la competencia sana

Señoras y señores, damas y caballeros, niños y por qué no lactántricos, basta de vueltas. Hay que decirlo de una vez por todas y para siempre: No existe la competencia sana. La competencia siempre es mala. Caca. fea. ¡Ugh...!

Así es. El famoso y siempre ponderado "espíritu competitivo", utilizado orgullosamente por las empresas del caduco sistema capitalista para arengar y entusiasmar a sus empleados-tropas, es realmente una merde, para ser suaves, claro... Pues este sentimiento, que se nos vende como noble, vital y positivo, hace que "aflore" --aunque más atinado sería decir, salga a la superficie...-- ni más ni menos que lo peor del ser humano.

Celos, envidia, codicia, ambición, egoísmo, individualismo, insolidaridad, egocentrismo y otras "joyitas", son el motor de la llamada "sana competencia".

¿Quién dijo entonces que, más allá de los resultados, lo importante es competir...?

Un abrazo,

Claudio Fimiani
www.clauonline.com.ar
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domingo, 11 de septiembre de 2005

Elogio de la esposa de Perez


¡Gente, consigan este libro!. (En algunas librerías no lo tienen... pero si lo buscan bien... lo ecuentran seguro... Yo lo conseguí... "San Google" podrá ayudarlos a localizar alguna librería donde lo tengan...). ¡Pero no pueden dejar de leerlo! Es simplemente genial y necesario. ¡Más que saludable!
¡Vayan desde aquí entonces mis más sinceros aplausos emocionados para esta verdadera ídola, la francesa Corinne Maier...!
¡¡BRA-VO...!!

A cotinuación, la nota de Clarín, con alguna fotito bajada de Internet.

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ENTREVISTA EXCLUSIVA CON LA ECONOMISTA FRANCESA CORINNE MAIER, AUTORA DE "BUEN DIA PEREZA"



El arte de hacer lo menos posible en la oficina. ¡Voilà!
El libro de mayor venta en Francia enseña a practicar el ocio en la empresa. Una crítica mordaz al modelo promovido por las multinacionales.

Claudia Boragni
cboragni@clarin.com


Tal vez a esta altura del partido, Corinne Maier esté enfrentando al tribunal de disciplina de la poderosa Electricité de France (EDF), acusada de "socavar la empresa desde sus entrañas" y arengar a sus empleados a practicar el ocio.

Es que Maier --empleada a tiempo parcial de EDF-- tuvo la insolencia de criticar duramente al modelo empresarial francés, promovido por las grandes corporaciones mundiales, en "Bonjour paresse" ("Buen día pereza"), un libro de su autoría en el que insta a practicar la pereza dentro de las paredes de la oficina sin que los jefes lo noten.

El libro, un boom de ventas en Francia, es considerado la "nueva biblia anárquica anti-negocio" y llama a la rebelión a "los neo-esclavos de los mandos medios y a los malditos del servicio industrial, condenados a vestirse como payasos toda la semana y gastar su vida en reuniones insustanciales".


Sorprendida por el éxito de las ventas, tanto como su editora, Sophie Mairot, de Michalon Edition, Maier asegura que "Bonjour paresse" es un libro "deliberadamente cínico" ("¡a Dios gracias imbuido de lógica lacaniana!", dice) que, aunque pone en discusión las consecuencias sociales del sistema capitalista, "no apunta contra el capitalismo sino contra el modelo que los mandos medios de las grandes corporaciones mundiales engendran en su interior, generando exclusión y desigualdad".


Portada indiscreta

"Bonjour paresse", que lleva el sugestivo subtítulo "Del arte y la necesidad de hacer lo menos posible en la empresa", comienza diciendo: "¡No trabaje jamás! ¡Vamos, vamos, cuadros medios de las grandes corporaciones! Este libro tiene por objetivo desmoralizarlos. El los ayudará a servirse de la empresa que los emplea, y les explicará porqué vuestro interés es trabajar lo menos posible".

Su editora, Sophie Mairot, dijo a Clarín: "El libro es muy rico porque abre el debate sobre el trabajo y la Europa social".



Los consejos de Corinne

El asalariado es la figura moderna de la esclavitud. Sepa que haga lo que haga, a fin de mes cobrará el mismo sueldo.

Finalmente, todo lo que usted hace no sirve para nada, y usted podría ser reemplazado por el primer cretino que se presente. Entonces, trabaje lo menos posible, destine parte de su tiempo a venderse y transar; entonces, no correrá peligro de ser despedido en caso de que se anuncie una reestructuración.

Usted no será juzgado por la manera en la que hace su trabajo, pero sí por su capacidad para conformar sabiamente al modelo que promueve su empresa.

No acepte jamás un puesto de responsabilidad. Usted será obligado a trabajar sin contrapartida.

Elija las empresas grandes y los puestos inútiles: sea consultor, experto... todos puestos inútiles.

Cuando en mayo de este año, el libro ocupó un lugar secundario en
Amazon France, los ejecutivos de EDF, la empresa estatal de electricidad, estallaron de ira, no sólo porque se sintieron aludidos por los comentarios de Maier sino porque, en ese momento, EDF estaba en pleno proceso de apertura de su capital. La intimaron a través de una carta documento y bastó que la decisión se filtrara en la prensa para que "Bonjour paresse" saltara de 4.000 a 20.000 ejemplares en apenas una semana (hasta la fecha lleva vendidos 54.000).

"Mis amigos se rieron mucho cuando les conté que lo publicaría. Pero estoy sorprendida por la repercusión internacional que está teniendo, y hasta de que me esté llamando desde la Argentina. Mire, lo que quise decir es que las grandes empresas no quieren ningún bien para sus empleados, ni respetan los valores que pregonan. Esto lo demuestran los recientes escándalos financieros de Vivendi, France Télécom y Alcatel que han hecho desplomar el patrimonio de millones de accionistas que confiaron en el discurso de sus managers. Lo peor fue la hecatombe de 2003 que mostró la cara negra de las empresas, con planes de retiro que se multiplicaron en Alcatel, Matra, Schneider Electric... Cuando yo empecé a trabajar, el sector empresario iba viento en popa y uno sentía los valores de elevación social y el espíritu libertario de mayo del 68. Pero me he desencantado rápidamente. Debe ser la edad... ¿No cree...?", dice desde su casa en París.

Maier, de 40 años, es una economista con un doctorado en psicoanálisis y una prolífica bibliografía de su autoría sobre Jacques Lacan: "De De Galle y el gaullismo: una mitología de hoy" y "Alemania nazi: el odio del poder", entre varios otros.

El título del libro, que para Michalon Edition apenas prometía ocupar un lugar en los estantes reservados al management (un rubro que Maier detesta), recuerda a "Bonjour Tristesse", el best seller que hizo famosa a Francoise Sagan en los años 50, pero también a "Le droit à la paresse" ("El derecho a la pereza") escrito por Paul Lafargue --yerno de Carlos Marx--, en 1880, en el que refutaba los derechos que la constitución francesa de 1848 otorgaba a los trabajadores. Incluso el economista estadounidense de comienzos del siglo XX, Thornstein Veblen, anticipó en su libro "La teoría de la clase ociosa" algunas conclusiones de Maier.

-Perdón, ¿pero, cuánto cree usted que contribuye el ocio al desarrollo de la economía mundial?

-(se ríe)... Bueno, el ocio puede contribuir mucho cuando es ocio creativo. Le doy el caso de Philip Starck, que es un reconocido diseñador francés. El siempre rechazó trabajar como asalariado en una compañía.

-¿Pero no cree que Starck puede desarrollar su ocio creativo gracias a que hay desarrollo económico, construcción, etc... etc...?

-Bueno, sí, claro. Pero el punto es que Philip Starck tiene mayores oportunidades sociales que los obreros de la construcción que trabajan en las obras, que no tienen ninguna. Le diré que "Bonjour paresse" es, simplemente, mi idea sobre el trabajo. Mire, nadie ama trabajar, y si la gente amara trabajar todos lo harían gratuitamente.


¡Se acabó la meritocracia!

Para Maier, Francia, como muchos otros países del mundo, se ha convertido en la antítesis de la "meritocracia", donde la seguridad que garantizaba un diploma universitario ya no existe, el retiro está amenazado y las carreras empresariales tampoco están aseguradas. "Todo el tiempo digo a mis dos hijos: mis queridos, cuando sean grandes, jamás trabajen en una empresa. ¡Jamás! Papá y mamá se sentirán desencantados si lo hacen".

El problema, en su opinión, no reside en la legislación laboral, sino "en el modelo que se fomenta desde las entrañas de las grandes corporaciones". Después de todo, los franceses trabajan 35 horas semanales, muy poco si se compara con otros países como Inglaterra o Argentina. Incluso, Maier trabaja, desde hace 12 años, 20 horas semanales como economista de EDF, por lo que percibe 1.100 euros al mes.

"Pienso que las perspectivas individuales y sociales son tan escasas que los niños de la burguesía, que podrían conformar los cuadros gerenciales futuros, debieran dedicarse a profesiones menos integradas al juego capitalista, como el arte, la ciencia y la enseñanza. Esto es lo que yo hago. Sólo trabajo a tiempo parcial y dedico mi tiempo a actividades más palpitantes. Por eso digo: ¡Imítenme pequeños cuadros, colegas asalariados, neo-esclavos dedicados a atender a jefes serviles y a perder el tiempo en reuniones inútiles y seminarios de chiflados!".



-¿Dónde está la raíz del problema?

-Es un poco de todo. Las empresas se reflejan en la sociedad, y cuando la sociedad está bloqueada, la empresa también. El problema no es la legislación laboral; probablemente, sí, el trabajo es arcaico. Usted sabe, en Francia, como en todas partes, en las grandes empresas hay que obedecer, ser dócil, hablar un idioma especial y atender demasiados pequeños jefes.


Un juego de palabras vacías

De allí que el blanco de Maier sean los cuadros medios (uno de los capítulos del libro se titula: "Cultura corporativa, gente estúpida"), a los que acusa de hablar "una lengua de madera" ("lalangue de bois", una expresión idiomática muy usada que se interpreta como "palabras vacías") que difunde una suerte de "linguistrerie" (un neologismo inspirado en Jacques Lacan, mezcla de lingüística y la palabra francesa "cuistrerie", que significa "pedantería" o "grosería").

"Es llamativo cómo se ha propagado en Francia el lenguaje de las escuelas de negocios americanas, tomando en cuenta que Francia detesta a Estados Unidos por ser un país racista, inequitativo e inculto. Pero así y todo uno puede escuchar frases que repiten quienes creen que, de ese modo, serán considerados competentes: 'Yo hago el follow up del merging project'; o ver que la palabra packaging reemplazó a embalaje, reporting a rendir cuentas, y benchmarking a... juro que no sé qué es. ¡Por favor, si algún lector lo sabe, que me escriba!".

"Todo se simula bajo pena de exclusión. Los cuadros gerenciales están metidos todo el tiempo en proyectos inverosímiles, donde la mitad es idiota y la otra mitad mal encarada. La gente trabaja más de la cuenta por temor a perder su empleo. En Alemania, quedarse después de hora es un signo de ineficiencia. La cultura corporativa que se promueve es de locos. Es como cambiar de pareja sexual dos veces al año: cuando uno tiene 20 años puede tener cierto atractivo, pero al final de los años es una carga".



-Pareciera haber cierta lógica lacaniana en su libro. La idea del empleado esclavo puesto al servicio del deseo del patrón. ¿Es así?

-¡Es un placer que haya lógica lacaniana! Pero no hay en él un trasfondo hegeliano. Es demasiado simple decir que los empleados son explotados por el patrón. Eso hoy es falso porque la gente sedefiende. Cuando Michel Foucault habla del poder, es eso el poder en las empresas, pero no la dialéctica de colocar al empleado como esclavo. Si colocara al pie de la letra la lógica lacaniana reduciría a un fantasma a todas las multinacionales y al capitalismo.

-¿Cree que el capitalismo está en discusión?

-Pienso que la finalidad del capitalismo merece ser observada. Nuestro confort es a costa del trabajo de los niños en el Tercer Mundo, de la esclavitud del trabajo en China y de la contaminación del planeta. No sé si todo esto vale la pena. Lo dijo Hannah Arendt: "el capitalismo engendra lo superfluo, y es por eso que somos superfluos".

-¿Por qué cree que su libro tiene tanto suceso?

-Yo también me lo pregunto...

-¿Cuál es su lectura como psicoanalista? ¿Tal vez muchos quisieran decir lo que usted dice y no se animan?

-(se ríe)... Es un placer que mucha gente piense como yo pienso. De todos modos, hay muchos que no comparten mis ideas.

-¿Está usted de acuerdo con la privatización de EDF?

-Estoy muy preocupada por las consecuencias sociales que puede tener la medida.

-¿Cuál es para usted el modelo ideal de empresa?

-No conozco un modelo ideal.

-¿Se siente conforme con su carrera en EDF?

-Le diré que jamás imaginé hacer una carrera, porque jamás me propuse ser jefe. ¡Jamás! El trabajo para mí sólo significa el reencuentro con la gente.

-¿La reacción de EDF pone en debate la libertad de expresión?

-Sin duda. Aunque Francia es el país de la libertad de expresión, hay mucho por decir sobre el tema moral.


A juzgar por los resultados, el descontento de los franceses con el modelo empresarial es tal que "Bonjour paresse" destronó del podio de Amazon France a uno de sus "best seller": "Las 203 maneras de volver loco a un hombre en la cama". ¡Voilá...!
En el libro, que aún no fue editado en ningún idioma extranjero, Maier lanza una serie de consejos al puro estilo Dilbert (el personaje de Scott Adams que se mofa de la cultura corporativa):

"Ande siempre con carpetas bajo el brazo porque dará la sensación de tener mucha tarea. Jamás lleve un diario, porque creerán que está yendo al baño". Y remata con ironía: "¡Vamos... Usted sabe muy bien cómo hacer para no hacer nada!".

Mientras su libro ocupa la portada de los principales diarios del mundo y los sindicatos franceses se movilizan en su favor, alegando que ella sólo hizo uso de su libertad de expresión, Maier se prepara para ser convocada por el tribunal de disciplina de EDF al que deberá explicar por qué, sin su autorización, mencionó en el libro que era empleada de la compañía, un error que puede redundar en sanción y hasta costarle el puesto.

Tal vez será porque, como alguna vez escribió George Orwell, "en estos tiempos de impostura universal, decir la verdad puede ser un acto revolucionario".

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Un abrazo,


Claudio Fimiani
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