Los que viven sólo si se lo cuentan a otros
Jamás voy a olvidar a dos o tres chicas con las que he salido. (ojo, no digo que todas las demás sean olvidables, al contrario, pero las recuerdo de otra forma más natural o tranqui). En especial a una, que en las primeras citas se atrevió incluso a ponerlo bien clarito y sin verguenza -pero sí bastante preocupada- en palabras:
-Pero si no vamos a algún lugar de onda, ¿qué voy a decir el lunes en la oficina cuando otra vez me pregunten qué hice y adónde fui, Clau...? La semana pasada tuve que mentir y la verdad que no me gusta mentir...
Uno podría pensar que lo anterior es joda, o de última, que la chica estaba exagerando. Pero no. La muchacha estaba verdadera y auténticamente angustiada, incluso hasta se le quebraba un poco la voz por momentos. No era joda.
En este punto usted podrá preguntarme o suponer, no sin razones de sentido común ni sensatez, si la chica era un poco mucho tontuela o demasiado débil o extremadamente frívola, o... Mire, la verdad, es que en todo lo demás y hasta ese momento, era -o al menos me pareció a mí- sencillamente copada en muchos aspectos, si no, no hubiera siquiera llegado a esa instancia... ¡Pero en ese momento, si bien seguimos saliendo un tiempo más, la verdad es que se me vino su imagen al piso...!
Yo, luego de largarme a reír espontánea, cariñosamente -ella en general era muy dulce y cariñosa- sin maldad y de preguntarle si realmente me hablaba en serio, le dije que no podía creer lo que estaba escuchando y que esté preocupada por ese detalle insignificante, como si fuese un verdadero problema...
En medio de mi asombro, lo primero que me salió decirle fue: "¡¿Pero qué importa lo que piensen los compañeros de oficina...!? ¡¿Cómo vas a vivir en función de ellos o de cualquier otra persona que no seas vos misma...?!"
Y luego, más tranqui, le expliqué que iba a tener que seguir mintiendo -lo cual me parecía francamente absurdo e inmaduro- o bajar un poco los decibeles de las exigencias desmedidas, de la complacencia infantil y sistemática de las expectativas de su medio y decir la verdad -que después de todo no era nada mala- porque yo jamás voy a lugares "de onda", salvo alguna muy rara vez, pero más llevado por la casualidad de las circunstancias que por mi propio deseo. Puede que alguna vez pudo haber coincidido practicidad, comodidad, etc. y al otro día caerme la ficha: "Ah, ¿así que fui a un boliche de onda...? Mirá vos... ¡yo ni enterado...!".
Pero jamás fui o iré a un bar, restó o lugar conocido, sólo por ser 'top', exclusivo, fashion o cómo demonios se le quiera llamar, a propósito. ¡Y menos que menos algo tan patético como hacerlo sólo para dejar conformes a los demás...! No way, José!
No porque me haga el rebelde o el contreras y me fuerce a mí mismo a hacer todo lo contrario a lo que hace la 'gilada' que la va de concheta -y que, lamentablemente, hoy son legión. Me refiero a aquellos grupos caretas, consumistas y totalmente influenciables por las modas y cuanta pavada se imponga desde los medios, siempre hiper receptivos a lo que el stablishment capitalista decide que es 'In' o 'Out'- sino porque de verdad dá la casualidad que rara vez -por no decir casi nunca- coincide mi auténtico y natural deseo con el deseo impuesto -que algunos llamaban en una época 'un must'- de ese sector de la sociedad con aires de superioridad y egocentrismo de vedettes.
Ahora, lo peor de querer estar "en onda", de ser "Top", es que es un 'engaña-pichanga', ya que uno nunca termina de estarlo o serlo. Y como decía un psicólogo amigo, es una carrera muy desgastante y frustrante, porque no solo nunca se llega a la meta final -siempre te van corriendo la zanahoria- sino que siempre habrá alguien al lado tuyo demostrándote que vos sos un 'Loser' icompetente o inadecuado y que en cambio él o ella sí está verdaderamente "en onda" (ya sea por su arrogante estilo, personalidad psicopática y manipuladora, contactos importantes al por mayor, posibilidades económicas holgadas, alto status, etc., etc...).
Y, a su vez, por supuesto, él experimentará lo mismo con otros supuestamente más "poderosos" que le demostrarán que tienen diez veces más onda, nivel y poder que él y así lo descalificarán también, con lo cual es un cuento de "nunca acabar" para todos ellos y un círculo vicioso que solo les genera torrentes de mala onda -envidias y celos varios, competencia e infantiles deseos de aniquilar a los que aparezcan como amenazantes competidores o rivales en esa loca carrera- e infelicidad. Y es por eso que elegí esa expresión, "de nunca acabar", con doble sentido, ya que es una metáfora muy válida en este caso.
Y, oh casualidad, todos mis conocidos que están en ese circuito denotan en sus cuerpos y sus rostros una expresión de insatisfacción, frustración y nerviosismo muy importantes, porque literalmente se les va la vida y toda su energía 'viviendo' -es decir, creyendo que viven o haciendo como que viven porque en verdad eso no es vida- bajo la presión de grupos de pertenencia que siguen las -muchas veces absurdas y delirantes- modas a rajatabla, en nombre de la exclusividad, el pertenecer y el estar "en onda".
A propósito, y vaya como ejemplo, me acuerdo allá por los 90s cuando Tinelli hacía furor, que un compañero --con quien con el tiempo nos hicimos buenos amigos-- en la oficina a la cual yo recién ingresaba, me contó un chiste malísimo y yo le dije:
-¿¿Eh?? ¿¿y eso...??
Y mi compañero me responde, más que asombrado, casi descompuesto:
-Me extraña... ¡es de Tinelli! ¿¿No lo viste anoche??
-No, ni anoche ni nunca. Bah, solo lo vi una vez para ver qué onda y me pareció de cuarta. Un programa para descerebrados...
-¿¿No me digas que no ves a Tinelli?? ¡No te puedo creer! ¡Lo ve todo el mundo! ¿¿Pero dónde vivís, en un zapato, vos...??
En fin, sin palabras...
Pero jamás me había pasado hasta ese día del encuentro con mi ex, de conocer el revés de la trama, el otro lado, "la cocina", el pensamiento íntimo de uno de los integrantes de ese mundo, del 'Mundo de lo que Hace Todo el Mundo', lo cual le agradezco a aquella ex, porque me puso en conocimiento de algo que uno -quizá por natural simpleza y sencillez, inocencia y también algo de ignorancia en este campo tan "profundo y espiritual" que es el ser 'top' y estar a la moda...- muchas veces da por sentado como que eso no existe y no puede ser posible y que ni si lo ves en una peli de ficción te lo podés creer...
Porque, con la mano en el corazón, gente ¿quién con al menos "dos dedos de frente" y un poquito de inteligencia básica puede hacer las cosas que hace solo para conformar a los compañeros de la oficina, facultad, club, gym, etc...?
Y ojito, no se trata de dinero, porque aún cuando tengo dinero en mi bolsillo jamás me siento tentado a subirme a ese tren de neuróticos que la van de ganadores y, paradójicamente, viven perdiendo todo lo que es esencial en esta vida.
Es más, para mí ese mundo -el de las modas, las propagandas, la tele, las revistas y 'los multimedios de incomunicación' en general- ni siquiera existe y no ocupa el menor espacio en mis pensamientos.
Más ejemplos
Me acuerdo -ahora con humor- de cuando, allá por el año 2000, un "amigo" y pretendiente de mi bella y jovencísima novia de aquel momento, le dijo:
-¿Sabés algo...? Hace unos días lo vi a tu novio, Claudio, en Kilkeny's (o cómo se escriba el nombre del conocido pub irlandés) rodeado de amigos, en alta joda cervecera y... con una diosa en sus brazos. Y ahí andaban, a los besitos... Y ojo, tengo a varios amigos que lo conocieron, de testigos...
Solo esa "foto" le bastó a mi ex para saber que el tipito mentía tonta y olímpicamente. Ella le respondió:
-Estás mintiendo. Claudio es un tipo grande, tiene muy pocos selectos amigos, es más tranqui, es decir, tiene un perfil más bajo y no le gusta hacer esa clase de shows adolescentes en lugares públicos, es súper personal en todo lo que hace y no tiene los códigos de la mayoría de nosotros, o sea que jamás de los jamases lo vas a ver en esa clase de boliches fashion rodeado de un numeroso grupete, perdiendo el tiempo...
El flaco -me contó ella después- obviamente, se quedó mudo. No supo qué decir, pegó la vuelta y se fue cabizbajo y meditabundo.
También recuerdo ahora a otra ex, una bonita 'conchet' -aunque ésta menos clásica y mucho más piola y abierta, cancherita y 'loca'- quien vivía en un alucinante piso en Belgrano con su familia.
En la primera cita -San Internet mediante, por supu-, en la que ella venía en realidad respondiendo a un aviso donde solicitaba una especie de secretaria que me ayude con mis laburos de venta de páginas Web, y también digamos que por arte de la casualidad --que en realidad no existe- y por una coincidencia de practicidad, comodidad y nuestro deseo del "aquí y ahora" de ese momento, fuimos a un bar, tomamos algo un par de horas, nos aflojamos, luego seguimos caminando y charlando hasta por los codos, luego dimos casi sin darnos cuenta con otro bar y seguimos bebiendo tragos alucinantes, nos dejamos llevar y, lo más copado, fuimos conociéndonos cada minuto un poco más, así otro par de horitas hasta que salimos del segundo bar a eso de las 3 a.m. y seguimos caminando, hasta que, naturalmente, dimos con un 'telo' en mi barrio -uno normal, ni muy muy ni tan tan, acorde con el presupuesto- y nos quedamos a pasar la noche juntos. Y la pasamos muy muy bien, tanto que al otro día le escribí y dediqué varias poesías románticas...
A lo que voy: cuando volvíamos, ya a pleno sol del medidodía del domingo, ella estaba radiante y feliz y entonces me dijo:
-¡Qué alucinante la salida, Clau! ¡la verdad que la pasé más que bien, todo estuvo a pleno! Es más, mañana lunes en la oficina la voy a 'maquillar' y exagerar un poco y voy a decir que nos fuimos de bares, como hacen en España -ella era una chica muy viajada y había vivido varios años en EE.UU., incluso- y que como broche de oro nos fuimos a pasar la noche juntos a un súper telo, de los más caros.
Como lo dijo riéndose, yo obviamente pensé que estaba jodiendo o exagerando y me cagué de risa, el tema quedó ahí y luego charlamos de otras cosas... Pero después, con el tiempo, cuando conocí a la chica del caso del comienzo de este extenso post de hoy, me cayó la ficha de que quizás estaba hablando en serio, con lo cual parecía que si bien estaba plena y satisfecha, porque realmente aquella noche nos habíamos divertido y reído muchísimo y disfrutado a cuatro manos, me di cuenta que al menos la mitad de su alegría ¡tenía que ver con el hecho de que iba a poder justificarse el lunes siguiente frente a sus compañeras/os de oficina...!
También, como ejemplo, me viene a la memoria cuando en una fiesta de una compañera de teatro, me la encuentro a la Fabi Cantilo (ese solo encuentro da para todo otro post exclusivo que publicaré próximamente porque está relacionado a un sueño que había tenido con ella pocos días antes). No era una fiesta para decir 'Wow...! ¡El sábado estuve ahí!...' Y mucho menos si uno es Fabi Cantilo... Era un fiesta copada, pero común, normalita, una de tantas. Pero a Fabi eso le chupó tres huevos, a falta de uno, y ahí andaba muy campante, bailando de a ratos, charlando con los invitados, de a ratitos sola, de a ratitos con su pareja.
-Che, esa chica se parece mucho a Fabiana Cantilo, ¿no? -le dije a mi compañera de teatro quien había organizado la reunión.
-Sí, se parece mucho porque es Fabiana Cantilo. -me contestó y se fue.
Fui a paso firme hasta donde estaba la ex cantante de Los Twist y le pregunté, sorprendido:
-¿¿Qué hacés acá, Fabi...??
-Nada, me invitaron a un fiesta y vine. ¿Por? ¿no puedo?
-Y, es que se supone que Fabiana Cantilo no debería estar en un lugar como este...
-¿Por qué no? Justamente lo que me gusta a mí es estar donde no se espera que esté.
¡Me mató! ¡Diosa total!
Y ese fue el comienzo de una larga y jugosa charla. Tan larga y jugosa que un par de veces tuvo que venir su novio para ver si estaba todo en orden.
Y para terminar -¡todo tiene un fin!- el tópico de hoy, solo decir que a veces un fin de semana 'satisfactorio', 'a pleno', 'exitoso', 'feliz', 'a full' -para usar términos exagerados y que a esa gente les encantan, porque yo diría simplemente "la pasamos bárbaro", "estuvo re lindo" y expresiones más terrenales y creíbles- es quedarse en casa tomando sol o leyendo o cocinando para tu chica y/o amigos. O por ahí salir a pasear con las bicis a la reserva ecológica o a los bosques de Palermo o llegarse hasta la rivera de Olivos y si es una linda noche de verano pedirse una picadita con rabas y una cervecita helada. O un 'champú'. O si es un sábado o domingo a la tarde, ir a caminar por el centro de la Ciudad y sentarnos a comer una pizza y después seguir caminando, ver algunas galerías, muestras, obras, -que las hay buenísimas y gratis- y más tarde hacer una paradita en un cafecito copado por San Telmo. O ver unas buenas pelis en la cama con tu chica. O ir al cine, etc., etc., etc...
En definitiva, lo que nos pinte, cuadre y dé la real gana en cada momento y no lo-que-se-espera-que-haga o lo-que-mis-amigos-o-compañeros-vayan-a-aprobar-para-mí.
Como vemos, mi propuesta no es muy 'chic', 'top' ni extraordinaria, pero sí muy placentera, muy verdadera, auténtica y gestáltica. Como si dijésemos desde el estómago: "A mí que no me jodan: yo hago lo que se me da la gana".
Un abrazo,
Klau Fimiani
1 comentario:
CLAP CLAP CLAP CLAP CLAP CLAP CLAP
Claudio, usted sabe lo que dice.
Publicar un comentario