viernes, 24 de marzo de 2006

Treinta mil almas clamando ¡VERDAD Y JUSTICIA!

A treinta años del último y más sangriento Golpe de Estado, ellos y ellas (niños, niñas, pre adolescentes, adolescentes, jóvenes, adultos, madres, padres, abuelos... familias enteras torturadas, vejadas, masacradas, saqueadas, luego muertas y "desaparecidas", echadas como ratas en una fosa común) no descansarán en paz ni dejarán descansar en paz a los culpables de semejante genocidio, sin duda uno de los más perversos y horrorosos de la historia de la Humanidad, y ya no solo de nuestra querida Nación, igualando --y en algunos aspectos superando-- la barbarie del holocausto nazi, hasta que el Estado se haga por completo responsable en todos sus aspectos y dándole la verdadera dimensión e importancia que el problema merece y cada uno de sus restos sea identificado y enterrado en cristiana sepultura en un cementerio normal, como corresponde, como seres humanos que han sido y en muchísimos casos además como verdaderos héroes anónimos, y hasta que cada uno de los culpables del genocidio sea juzgado y condenado.

Sería bueno además que se les rinda un justo homenaje desde el Estado a quienes dieron su vida voluntaria o involuntariamente, gran parte de ellos idealistas luchadores --cada uno desde lo suyo-- por un mundo mejor, más justo y solidario, pero muchos de ellos, gente que ni siquiera sabía por qué la estaban secuestrando, torturando, masacrando...

Y como hermano de un desaparecido en aquellos años terribles, por lo tanto víctima directa junto con toda mi familia, que ha sido aniquilada psicológica y emocionalmente desde los cimientos por quitarnos el derecho natural de eleborar el duelo --como todas las familias de desaparecidos--, exijo juicio y castigo a todos los culpables, desde los que planearon y entrenaron para secuestrar, robar y saquear casas, torturar, matar y desaparecer, hasta los que ejecutaron el siniestro plan de muerte y exterminio.

Y que NUNCA MAS.

Un abrazo,

1 comentario:

Jorge Padín dijo...

Querido Claudio: Tampoco olvidar a las víctimas de los golpes anteriores, del terrorismo "revolucionario", no olvidarse de los desaparecidos dentro de períodos constitucionales que los hubo. Nunca más al odio, a la violencia en cualquiera de sus formas. Si a la Vida, si a la Paz.

Jorge Padín