Sí, sí, señores. Luego de bastante tiempo... Y en esta oportunidad fui un pasito más allá, valga el juego de palabras, porque pude no solo ser receptor de los mensajes sino también emisor, es decir pude interactuar, cosa que hasta ahora solo me había ocurrido con mi madre en algo así como viajes astrales o viajes de la conciencia más allá del cuerpo físico.
Esta vez, además, la sesión duro mucho más tiempo en los ratos que estaba semidormido, es decir en las transiciones de un estado mental al otro y en total habrán sido unas dos horas de tiempo físico de canalización.
Al principio y siempre en estado alfa, contacté con espíritus inferiores. Esto lo deduje fácilmente: era un grupo de almas (mínimo 10 ó 15) que con grandes risotadas (todas voces de hombres) se la pasaron bardeándome y burlándese de mí, con adjetivos de toda clase que ahora no recuerdo pero me han dicho de todo, mofándose de mi persona entre decenas de risotadas ensordecedoras.
Sin embargo, la sensación que tenía era que se reían -no sin cierta admiración y desconcierto- de mis "locuras", liberalismo, particularidades y por atreverme a ser distinto a la masa. Incluso podría decir que no eran risas agresivas u ofensivas, sino todo lo contrario, risas divertidas y hasta afectuosas.
De todas maneras -y agregándole el hecho de que no esperaba volver a tener una comunicación de esta clase- debo aclarar que en esta oportunidad, como quien dice, "me cagué todo". Llegué a sentir pánico, mi cuerpo estaba frío y temblaba de miedo y nervios, el corazón casi se me salía por la boca de la taquicardia, la mitad de mí quería "desconectar" -y lo hubiese podido hacer fácilmente con un simple chasquido o movimiento brusco del cuerpo o la cabeza- pero la otra mitad de mí quería ser valiente, seguir y aguantar hasta el final.
Antes de seguir adelante con la narración de los hechos, quiero descartar desde ya cualquiera de las siguientes hipótesis:
-Sueños (porque estaba semi despierto o semi dormido, escuchando el sonido ambiente de mi habitación, pájaros -ya era de día-, etc.
-Vecinos (a esa hora de un día de semana dormía todo el mundo y el silencio, salvo el canto de algún pájaro o auto lejano era absoluto), ya que me esforcé en prestar atención para discriminar cada sonido que viniese de afuera con los de adentro en mi mente.
-Delirium tremens: estoy "loco", pero no tanto. Lo mío es jugar en el borde, no me llevo bien con la locura...
-Alucinación producto de algún químico, bebida alcohólica, droga, etc.: nada de eso, mi organismo suele estar -y más ese día- perfectamente limpio y saludable. De hecho, las veces que mejor canalicé fueron cuando más me estaba cuidando (no alcohol, no tabaco, etc.), con lo cual veo una relación directamente proporcional de, a mayor toxicidad en el organismo, menos apertura de la conciencia y de los canales.
Luego, cuando estas entidades risotonas se cansaron de reírse -cosa que no ocurrió rápido...- y luego de unos segundos de silencio, apareció un niño -o mejor dicho, su espíritu- de unos 10, 11 años, y me trajo un poco de sosiego y calma.
La charla, fuerte, clara y con el clásico eco, fue la siguiente:
El pibe: -Hola... (medio sonriente por la escena anterior y mi pánico)
Yo: -Hola (todavía algo temeroso)
El pibe: ¿De qué cuadro sos?
Yo: De Boca ¿y vos? (en realidad fui hincha de Boca cuando niño, ahora dejé de lado el fútbol, pero igual sigo simpatizando con este cuadro).
El pibe: de River.
Yo: Ah. ¿Dónde estás?
El pibe: Por ahí...
Yo: (ni lerdo ni perezozo) ¿Y cómo es por ahí?
El pibe: (Ningún tonto, tarda unos segundos en responder y ni bien empieza a hablar, se escucha como una suave interferencia parecida a cuando uno cambia el dial de una radio FM, pero no exactamente igual) ... Y vos... (interferencia) ...en tu cama, ¿no?
Yo: (interpretando que me pregunta si estoy en mi cama) Sí.
Silencio absoluto.
Fin de la comunicación.
Un abrazo,
Claudio Fimiani
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