domingo, 24 de julio de 2005

¡Aplausos, por favor!

¡Aplausos, por favor!
Mención de Honor de Somos Actores

En Somos Actores reconocemos a la gente que hace las cosas bien, cuando lo normal es hacerlas mal.

Una breve explicación del panorama general y un escrache metafórico


La mayoría de los actores y actrices argentinos -buenos y malos, con o sin experiencia, jóvenes y viejos- estamos acostumbrados al mal trato de parte de esos malcriaditos estudiantes de Cine o carreras afines de las universidades privadas, quienes instalados en un lugar de supuesto poder -"Porque papá tiene mucha plata y me re banca, boló"- nos tratan a los actores, nada menos que su materia prima y sin quienes no harían ni serían nada, como a los "últimos orejones del tarro".
Paradojas de la vida, ellos no están dispuestos a dar nada de nada por nuestro casi siempre sacrificado trabajo. Aunque suponemos que ellos creen que para nosotros es apenas un divertimento o que somos simples enfermitos emocionales que tenemos la necesidad compulsiva de actuar por actuar para estar mínimamente equilibrados y no nos pongan el chaleco de fuerza. Y entonces sólo pueden "hacerse cargo de los viáticos, el catering y una copia del video". O sea, en criollo, tirarnos unas monedas pal' bondi, un sánguche de salame y la copia del video. Aunque "la copia del video voy a ver si te la doy, en uno o dos años, si me rogás, Ok?" Y cuando reclamás más dinero o un mejor trato, en definitiva, una relación laboral respetuosa y normal, ¡los caraduras se ofenden! Y seguramente, piensan: "Desagradecido. ¡Encima que te hago el favor de hacerte actuar, como una terapia o catarsis, ¿pretendés que te pague?!"

Yo decidí hace rato, cuando pagué mi derecho de piso y tuve la experiencia necesaria frente a cámaras luego de tres o cuatro cortometrajes, no trabajar más con estos niñitos bien. Bien miserables. Que pagan casi $500.- por mes por sus exclusivos cursos de Cine pero no están dispuestos a pagar ni $50 mangos -para ellos, un vueltito- a los actores con los cuales ejercitan y aprenden, en el mejor de los casos, a ser alguien en la vida. Por lo tanto, que no nos respetan y nos subestiman al punto de exigirnos de mala manera cosas como concurrir a uno o dos castings en la loma del peludo a horas super incómodas o inseguras, puntualidad, excelencia actoral, sacrificios, escenas que sólo haría un doble de riesgo por mucha dinero, condiciones laborales realmente riesgosas, laburar como esclavos en condiciones infrahumanas, etc., etc. Y todo esto "ad honorem" porque, dicen: "¡Las apariencias engañan! ¡La verdad es que somos pobres estudiantes y no llegamos con la guita, boló! ¡Papa sólo nos banca la cuota!"

Por esto, me parece sano destacar a quienes no forman parte de esta gran camada de jóvenes chantas, hijos de una cultura putrefacta de la cual creo que casi todos los argentinos estamos realmente cansados de padecerla pasivamente y seguir tolerándola.
Ojo, sé que no es bueno meter a todos en la misma bolsa y generalizar. No estoy diciendo acá que todos los estudiantes de cine de las privadas son truchos ¡No! Sé que hay mucha gente talentosa y capaz en las universidades privadas y de hecho me consta por propia experiencia, ya que me ha tocado laburar con gente de las privadas que realmente también fue un gusto y un honor. Entonces es bueno aclarar que hay muchas excepciones a esta regla. Un ejemplo concreto es alguna buena gente de la escuela de Subiela, como Ezequiel Inzaghi, Pablo Olmedo, etc. Y sé que hay muchos más. Como supongo que, a la inversa, habrá muchos estudiantes de la UBA que no están a la altura de la prestigiosa institución.

Vayamos ahora al objetivo central de esta nota

Resulta que hace unas semanas me llama una cordial muchacha llamada Anabela Gilardone, de parte de Hernán Martínez Hazzán, egresado él de la carrera de Diseño de Imagen y Sonido de la UBA, con quien también tuve el gusto de laburar hace un par de años bajo su dirección en el cortometraje "El denunciante", haciendo el protagónico junto a la talentosa actriz Judith Schmorak. Y Anabela, estudiante del último año de la misma carrera -Diseño de Imagen y Sonido en la UBA- me propone un trabajo de sólo unas horas, en total fueron 7 ú 8, como mucho, para la materia Dirección de Actores donde tenía yo que hacer junto con una actriz un "work in progress", es decir una especie de ensayo general en vivo de una escena de la película "Luna de Avellaneda". Y, oh sorpresa, sin que yo llegue siquiera a aclararle que ya no trabajo ad honorem, me ofrece con la mejor de las ondas $50.- por el trabajo. Por supuesto que siendo estas las condiciones, acepté y me comprometí de inmediato.

Lo único que tuve que hacer fue un ensayo de cuatro horas como mucho en la casa de una de ellas. Encima cerca de mi casa. Y al día siguiente otro ensayo de un par de horas pero en el aula frente a los profesores y un poco de público.
Y no sólo esto sino que además el trato de todo el grupo para conmigo fue excelente. Y mucho más cuando les aclaré que no me agarraban precisamente de buen humor porque estaba aún con el duelo por el fallecimiento de mi madre hacía muy poco tiempo. E incluso soportaron con la mejor buena onda varios desbordes, berrinches, caras de traste y quejas de mi parte producto de tal situación. Y como si fuese poco tanto profesionalismo, ¡se pusieron con facturas, mate, café y hasta me llevaron en auto a Ciudad Universitaria! Y todo esto con la mejor onda y predisposición, insisto.
En pocas palabras, ¡me trataron como si fuese Ricardo Darín! O mejor todavía, ¡como un ser humano!, cosa que mucha "gente" -y esto sucede en todos los ámbitos- parece haber olvidado en estas épocas infames y andan por ahí tratando a todo el mundo como simples objetos para usar y desechar.

Además de todo esto y de recibir reiteradas felicitaciones por nuestra actuación una vez terminado el ejercicio, a los dos o tres días recibo este inesperado mail de Anabela:

"Devolución de dirección de actores
Hola Sabri y Claudio,
Bueno, este mail es para decirles que los docentes se quedaron más que conformes con el ejercicio. Sabri, calculo que Marian te habrá comentado algo, pero de todas formas les quería agradecer personalmente, aunque sea por mail, ya que estuvieron muy predispuestos y eso se notó. Más allá de que la evaluación era más que nada la dirección, de verdad que los docentes elogiaron muchísimo el trabajo. Esto no lo esperábamos tan así, por lo que el martes nos fuimos muy contentos y conformes. Y esto en gran parte fue gracias al trabajo de ustedes.
¡¡Así que gracias nuevamente y mucha suerte!!
Ana".

Los castigados actores y actrices argentinos, acostumbrados y muchas veces lamentablemente resignados al mal trato, que lean esto, van a entender en seguida el porqué de esta mención de honor. Porque en este medio y en nuestro Buenos Aires querido, no es frecuente encontrarse con verdaderos profesionales -menos siendo aún estudiantes- y que además sean buena gente.

Entonces:
Anabela Gilardone
Mariana Cencic
Fernando Diez
Damián Fain


Cátedra: González
Materia: Dirección de actores, de la carrera de Diseño de Imagen y Sonido (FADU-UBA).


Somos Actores pide aplausos de pié para esta gente, por favor.

¡Y esperamos que sea contagioso!

Un abrazo,
Claudio Fimiani
Somos Actores
http://www.somosactores.com.ar

No hay comentarios.: