Hace un par de años que quiero escribir este post. Pero quise dejar pasar el tiempo para ver si lo mío era una observación demasiado subjetiva, temporal, parcializada, apresurada y, por lo tanto, errónea.
El tiempo -tristemente- me demostró todo lo contrario: no solo tenía razón en aquella primera observación, sino que cada vez que pasa el tiempo tengo más razón todavía, porque este raro fenómeno globalizador que enaltece la "normalidad", la "felicidad", la "belleza" y el ser así todos igualitos, como fabricados en serie, ya es pasión de multitudes...
Desde el viejo punk de la esquina que ahora tiene una fábrica de no sé qué muñequitos y es un exitoso "pequeño empresario", hasta el militante de izquierda -que hasta hace un par de años se llenaba la boca predicando contra el imperialismo y la sociedad de consumo- pasando por los pibes cartoneros, todos quieren entrar en el mundo de los super celulares hi-tech y las super zapatillas de $600.
¿Pero qué les pasa, me quieren volver loco o les lavaron el cerebro...?
Y no sólo eso, ahora todos -además de pseudo conchetos- se volvieron maduros, fríos, racionales y pragmáticos cual ministro de Economía, y con una novedosa e inédita papa en la boca como una mala imitación de Macri acompañada por una brillante y falsa sonrisa de político de derecha en campaña, te salen con definiciones "maduras", como éstas:
"¡Madurá, Claudio...! El rock, la rebelión, el hippismo, el punk, las transgresiones, el anarquismo, el idealismo, la libertad absoluta y 'todas esas cosas', fueron solo simples manifestaciones de la adolescencia... y tanto vos como yo hace rato dejamos de ser adolescentes... Ahora solo tenemos que dedicarnos a trabajar y formar una buena familia..."
O el consabido verso expresado por los más culpógenos, aunque no menos hipócritas que el resto: "¿Sabés qué pasa? Yo me meto bien en el sistema, para destruirlo desde adentro..."
O varias ex amigas de la adolescencia, ex heavys y punks posta en los primeros '80s, esas que pegaban patadas por todos lados con sus pesados borcegos, esas que insultaban a las chetas perfumaditas en la cara, esas que insultaban a los policías en una época que nadie se atrevía siquiera a mirarlos, esas que pegaban alaridos primales y ováricos en medio de las silenciosas noches porteñas, cuando la mayoría -a fuerza de costumbre- aún ni se animaba a hablar, te gritaban 'blando y careta' si te reías demasiado seguido o eras demasiado complaciente, esas que escuchaban V8, Motorhead, Judas, Sex Pistols y hardcore casi las 24 hs. del día, que se tiraban así nomás en el piso sucio con sus camperas de cuero, sus tachas, muñequeras y cadenas en pleno verano, para chupar unas birras frías, y que me encontré hace poco en el Facebook después de como veinte años y que ahora escuchan a Ricky Martin y la música más comercial que te puedas imaginar, lucen como verdaderas damas, cuidan sus modales, sonríen, laburan todo el día en importantes empresas y además son amas de casa y sacrificadas mamás tradicionalistas, como lo fueron nuestras viejas...
¿Así que todo aquello que nos juramos en un verdadero pacto casi de sangre y de por vida quedó reducido a una mera moda, a una etapa a superar, a una especie de molesto acné o sarampión adolescente? ¿Para qué se rebelaron en su adolescencia con tanta furia, contra sus padres, contra el sistema, el poder, la sociedad toda y la mar en coche, si cuando "adultos" están haciendo lo mismo -o incluso peor, mucho más sofisticado y sutil, es decir perfeccionado- que antes criticaban y rechazaban de plano con todas sus energías...?
Hablan de ellos mismos, recordando aquellas épocas de rebeldía -en el caso de que no hayan decretado una amnesia de su pasado y recortado esa etapa como varios casos que conocí...- no con nostalgia u orgullo, sino con vergüenza, como si hablaran de un hijo con problemas mentales: "Eh... es que esa época la tengo medio borrada de la memoria..." "Es que estaba loquita, Claudio", me dijo hace poco una vieja compañera de aquellas gloriosas épocas (aproximadamente 1981-1987) que también me reencontré en el Facebook, con quien "luchamos por el metal" codo a codo, boreceguí a borceguí y muñequera a muñequera, en las calles de Buenos Aires en los días finales de la dictadura y los primeros días del renacimiento democrático. Otro viejo amigo que reencontré por el mismo medio me dijo "era un pendejo zarpado totalmente inconsciente, que no sabía lo que hacía. Ahora maduré, crecí, me calmé y me arrepentí de muchas cosas".
Así las cosas, a mi generación, que se perdió experimentar el heroicismo de las luchas de clases de los '60s y '70s -que demostraron claramente que tanto el capitalismo como el comunismo son las dos caras de la misma moneda perversa e injusta, una moneda que ya no garpa- y que también se perdió a Woodstock y toda la movida espiritual que sacudió al mundo por aquellos años, ni siquiera parece quedarle el gustito de haber ganado -o al menos peleado hasta el final de las fuerzas- la batalla de la "rebelión parakultural" que se esbozaba allá por los primeros '80s. Y una vez más, como en 1976, en 1989 y en 1995, parece triunfar el vacío y lavado pragmatismo del sin sentido, el conformismo, el convencionalismo, la hipocresía, la repetición sistemática y automática (¿inconsciente?) de las viejas, viciadas -y totalmente perimidas hace añares- estructuras y pautas de conducta, la chatura y la "normalidad" prejuiciosa y excluyente.
Y dale que va...
Solo unos pocos seguimos siendo casi tan inconformistas como cuando adolescentes y seguimos pensando que la vida es mucho más que solo trabajar, hacer plata, vestir a la moda, formar "una linda familia" para así todos juntos, sanamente y en familia, sentarnos a la mesa a cenar viendo a Tinelli (¡Puaj!) o a Susana (¡Puaj!), y/o ir a la cancha los domingos con los pibes y/o ir a bailar con amigos y/o hacer aburridas "claringrillas" entre semana -jamás leer un libro que haga pensar...- y/o ir un rato al gym o al club y/o juntarte con familia y/o "amigos" a ver cine shampoo y comer pop corn o palomitas de maíz (jamás "pochoclo", que es como siempre hemos denominado los argentinos al maíz inflado) y/o... pará de contar...
Sin embargo, también es cierto que yendo todo el tiempo a contramano de la masa, del rebaño sumiso, es muy desgastante después de tantos años seguir dando explicaciones, como el primer día a los 15 años, de por qué sos cómo sos, como Luca a la rubia tarada... No entienden que uno pueda ser nada más que uno mismo, se han olvidado tanto de lo que significa simplemente ser uno mismo, se han alejado tanto de sí mismos, que solamente por expresarte libremente -tengas la edad que tengas- piensan que estás en una actitud de ataque, de rebelión o de ridícula inmadurez. A ese punto llegó la estupidización masiva.
¿Habrá que dejarse de "boludeces", entrar de lleno en el sistema y ponerse a conchetear, entonces...? Eso sería renunciar a ser seres humanos, individuos y sujetos, para auto reducirnos concientemente a sólo simples objetos de consumo, objetos consumiendo objetos, por más geeks o "hi-tech" que seamos. ¿No nos merecemos y tenemos derecho como seres humanos a un poco más que eso?
Un abrazo
Klau
5 comentarios:
Realmente me encanto tu post. La forma en que lo escribiste, el desarrollo. Muy bueno, y me senti en gran parte identificada, porque siendo adolescente estoy viviendo la llamada 'revolucion', y quiero hacer miles de cosas, quiero cambiar el mundo, por asi decirlo, pero tambien se que quizas cuando sea un poco mas grande cambie mi actitud, pero se que no me voy a arrepentir de mi adolescencia y mi fervor. Mientras leia el texto pensaba en una amiga, quizas le imprima tu escrito y se lo muestre. Despues te cuento los resultados. Saludos, Carla.
Genial tu post. Refleja mucho de lo que pienso. Guardo mi fe (apretada en el bolsillo) de que aunque sea en la vejez les caiga la ficha de que la vida es un poquito más que eso...
besotes y gracias por pasar por mi blog.
Excelente post de presentación para mí. Interesante ver el historial reciente de tu país de esa manera, me ganaste cuando dijiste que el capitalismo y el comunismo son parte de la misma injusta moneda...
NO ES NADA COHERENTE ESCRIBIR ESTO Y DESPUES SACARSE UNA FOTO CON FORT Y APARECER POR TN
Nah... qué tiene que ver?? Yo soy el mismo, no dejé mis convicciones de lado ni un segundo. Justamente la seguridad de ser yo mismo me permite estar con gente que tal vez no piense exactamente como yo. Además en cierta forma me siento indentificado con Fort. A su manera, él también es un rebelde del sistema.
Y de algo estoy seguro: el 90% de la gente lo critica por ENVIDIA.
Gracias por pasarte! :)
Un abrazo
Klau
Publicar un comentario