lunes, 27 de febrero de 2006

Un año sin el Carpo

El 25 de este mes hizo un año que Pappo dejó su cuerpo físico.
A continuación, el artículo que escribí el año pasado en Internet, cuando me enteré de esta triste noticia.

Pappo fue un auténtico rocker, no un santo


Yo lo conocí al "carpo" y creo que era un violento, un patotero. Además de un excelente violero, claro.

Lo seguí varios años. De hecho, fui uno de sus primeros fans en su regreso a finales de los '70s.


Me acuerdo que junto al violero Sergio León fuimos a verlo a un programa de TV llamado "Tribuna 21" cuando recién sacaba su primer disco con Riff, allá por 1981, creo. Nos paramos primeros, pegados al escenario, haciendo los clásicos cuernitos, gritando, sacudiendo nuestras cabezas como poseídos headbangers y agarrándole los tobillos al chabón, que intentaba zafarse para no caerse, mientras tocaba y cantaba de onda una decena de temas inéditos, en vivo, para nosotros (unos doscientos jóvenes rockeros) y dos temas para la tele.
Y después lo esperamos a la salida para pedirle autógrafos y saludarlo.

Desde esa gloriosa noche no nos perdimos un solo concierto hasta 1986, aproximadamente.


Y, obviamente, llegamos a tener toda la colección de sus vinilos y bocha de fotos.



Una vuelta, allá por 1987, Pappo fue a ver a una nueva banda llamada Alakrán, donde casualmente tocaba Sergio León -uno de esos mismos amigos míos con los que antes lo íbamos a idolatrar a él- en un pub del GBA y se pasó todo el show puteándolos y se escuchaban más los gritos de Pappo -en la barra, completamente borracho- que la música de la banda, a pesar de que tocaban muy fuerte.


Pero eso no fue todo: a la salida el tipo se quedó sentado en la puerta -bloqueando el paso- para esperar a los integrantes de la banda e insultarlos uno por uno. Detrás salí yo (acompañando a mi amigo, el violero Sergio León) y mientras esperaba qué decidían los chicos me senté a unos metros de él en la puerta de al lado del pub y el "carpo" se levantó, se subió a su moto con una chica atrás y al grito de "a ver este bobito..." aceleró la moto y me la tiró encima. Si no tenía buenos reflejos como los tuve, el tipo me hacía mierda las gambas.



¡Ojo! ¡No estoy diciendo que el carpo fue escencialmente un mal tipo! Lo que pretendo con mi anécdota es pintar al Pappo real, clásico y de todos los días -al menos en aquella época heavy ochentista- y no al personaje épico, puro y sublime que se inventa en la cabeza de la gente cuando alguien muere y se refuerza marketineramente en las discográficas y fábricas de posters, imprentas y editoriales, interesadas en ganar más plata con su nombre.



Por eso me revienta la hipocrecía de nuestro pueblo que ahora lo "llora" como a un santo...


Pappo donde esté debe cagarse de risa de todos, ¡porque él no era un santo ni un ángel, precisamente!, más allá de la tapa del último disco que quizás sea una estrategia de marketing para llegar a más gente. ¡Pero ahora todo el mundo parece que es fana del carpo, cuando hasta la semana pasada, o lo criticaban o directamente ni le daban bola!


Mi comentario es sin mala leche -de hecho, le agradezco haber sido el primer referente del heavy argentino y vaya que gasté mucha plata en sus discos, fotos, recitales, etc.- pero sí es real y objetivo, porque a mí, como a algunos otros, me tocó ver a mi ex ídolo desde otro lugar y conocer al Pappo borracho, haciendo de las suyas y apenas zafar de su agresión.


Ese es mi recuerdo contradictorio de Pappo, uno de mis primeros ídolos rockeros a nivel nacional, un tipo violento y a la vez un excelente violero a nivel mundial.

Como sea, que su espíritu descanse en paz o se divierta rockeando por ahí si más lo prefiere y... ¡Aguante el rock and roll por siempre!


Un abrazo,
Klau Fimiani

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